TRABAJO COMPLETO POESÍA
Por Ainara Rodriguez
14/12/2020
EJERCICIO 1
No soy aunque tú quisieras que fuese,
no soy fruto prohibido aunque pareciese,
no soy árbol que talas por miedo si crece,
no soy de piedra, todavía, por si apareciese.
Busco un resquicio de ti, luna lunera
pero no queda ápice de mí en la carretera,
sigo siendo una versión de muñeca
con ojos de cristal y guantes de seda.
El amor, que con compasión y con pasión
y devorándose la razón y la ambición
se encuentra en el punto de partida
y huida de cada renglón.
Tú que de mí emerges la soledad,
soledad que en ti sumerge mis malos hábitos.
En el océano desértico que habitan mis ojeras,
dejo escritos diluvios para que crezca eso que quieras.
EJERCICIO 2
Cae la noche fría y oscura,
con ella derroche de bolsillos vacíos.
Ayer me dije: mañana será otro día,
hoy respiro rayos de sol sometida a la sequía.
Me hago la sorda, para variar,
me apasiona el no escuchar
ese ruido mortal al que llamáis poder,
una esclavizada economía basada en deber.
Cuestiono por encima de vuestro ego
la mediocre ambición que tenéis
por conseguir hacer fuego
sin haber cargado ni un solo palo.
No quiero tanto tiempo
tambaleándose entre agujas finas,
espinas preguntándose cuándo y cómo
invertir lo gastado sin vertir lo vivido.
EJERCICIO 3
Tiene la risa contagiosa en sus calles
que como rosales van llenando la primavera
y las otras treinta y ocho estaciones
que abren su boca a corazones valientes.
Cuando el sol cae diciendo adiós
y a sorbos se consume entre cuatro torres
dejando la bruma y espuma en los labios,
estrellas alumbran cada paso que ofrece.
Guarda una caja de música en La Latina
y una multitud de audiencia en Callao
donde el hambre y las ganas de comer
comparten la misma suerte y la misma falta.
Azotan las caricias en sus largas piernas,
piernas mortales donde amantes pierden
la noción del espacio y del tiempo
procurando despacio hacer florecer el prado.
Azoteas que gritan por una revolución
donde la diversidad es bandera,
barrios que por el día son sol
y por la noche tienen mala saña.
Te expones artística en todas tus ramas,
te cuelas como rayos de sol en nuestras almas,
dibujando un plano que guía
lleno de pintura y poesía.
EJERCICIO 4
Escribir es ofrecer trozos de alma,
vaciarse y llenarse sobre el papel,
mostrar lo que no confiesa la piel,
quedarse sin aliento, buscar calma.
Sostener dudas de más en la palma
porque la inspiración es como miel
tentador ángel tallado al cincel
que con amor al demonio desalma.
Es el folio, hogar de tus dolores,
una puerta que se abre y te guía a
ser lo que algún día quisiste ver.
Y también guía de tus soluciones
como un pez en el agua que nada a
contracorriente, así hasta perecer.
EJERCICIO 5
Te llevaste mis ganas de reír
dejándome este desazón amargo
a domingo que no puede partir
de mí, alma errante en oscuro letargo.
Imborrable y perenne te quedaste,
pero más que huella serás olvido
pues no vivo con lo que me dejaste
mas sí con la falta de lo perdido.
No caminé contigo hasta morir,
pues era un viaje demasiado largo
y a pesar de pensar en poder huir
juntos no hubiéramos estado a salvo.
Llora la luna, su luz es desgaste
cayendo por tu pelo hasta el ombligo,
donde como marea me acunaste
con el felíz cantar de tu latido.
Qué amargas son las despedidas cuando
saben a dolor y sal las heridas,
contigo quisiera seguir soñando,
amor fugaz como en cielo perseidas.
EJERCICIO 6
Me robaste las ganas de seguir riendo,
dejándome sabor a domingo en la boca,
aliento triste y desesperanzador
que vaga en soledad sin rumbo alguno.
Rascacielos de dolor surcan mis alturas
desde que tú no estás,
y el vacío se me ha hecho duna,
arenas movedizas que me engullen sin piedad.
No estábamos hechos para florecer,
no para vivir el uno con el otro,
no estábamos hechos para dosificar
el oxígeno que nos robabamos.
La luna llora y me empapa cada lágrima,
recorre mi cara hasta tus dedos,
con los que antes me acariciabas
como el horizonte al cielo y mar.
Cómo duele despedirse sin querer,
rechazar el último aliento
y convencerse de que es mejor
vivir en la fugacidad de lo eterno.
EJERCICIO 7
La primera vez que un manto
de paz blanca cubrió el suelo,
se apoderó del tejado y de
cada hoja dormida en su rama.
La claridad que otorgaba
llamó a todos los niños y niñas
que a cada paso dejaban huella
y gritos de felicidad.
Las clases cerraron sus puertas
brindándonos un nuevo aprendizaje,
la naturaleza creando aquel paisaje
que consideré obra de arte.
Absorbiendo la delicada sensación
de atrapar las dulces nubes
con la fragilidad de mis yemas
y la preciada inocencia.
En la cara amiga
reflejo de la magia
que sin truco alguno
nos conmovió de por vida.
EJERCICIO 9
La raza humana se muere,
está en peligro de extinción.
No lo digo yo,
no lo dice el periódico en mano de ancianos
ni las redes de información que sostenemos los jóvenes.
Que a veces también cuentan la verdad.
No lo dice la ley,
ni el gobierno, ni el resto de peces gordos.
No lo dice el rey
igual que no lo hicieron sus antepasados.
Lo calla, lo sufre, lo vive y lo muere,
incluso a veces lo grita
el pueblo.
Retenidos en el consumo de consumir
hasta consumirnos.
Mi niña interior me pregunta que
dónde dejé mi miedo a morir,
a lo que yo sin mediar palabra pienso
en lo mal que nos hacen vivir
para llegar a sentirnos
sucias colillas.
La raza humana no se muere,
la estamos dejando sin pulso.
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