TRABAJO COMPLETO POESÍA

Por Ainara Rodriguez

EJERCICIO 1

 

No soy aunque tú quisieras que fuese,

no soy fruto prohibido aunque pareciese,

no soy árbol que talas por miedo si crece,

no soy de piedra, todavía, por si apareciese.

 

Busco un resquicio de ti, luna lunera

pero no queda ápice de mí en la carretera,

sigo siendo una versión de muñeca

con ojos de cristal y guantes de seda.

 

El amor, que con compasión y con pasión

y devorándose la razón y la ambición

se encuentra en el punto de partida

y huida de cada renglón.

 

Tú que de mí emerges la soledad,

soledad que en ti sumerge mis malos hábitos.

En el océano desértico que habitan mis ojeras,

dejo escritos diluvios para que crezca eso que quieras.

 

 

EJERCICIO 2

 

Cae la noche fría y oscura,

con ella derroche de bolsillos vacíos.

Ayer me dije: mañana será otro día,

hoy respiro rayos de sol sometida a la sequía.

 

Me hago la sorda, para variar,

me apasiona el no escuchar

ese ruido mortal al que llamáis poder,

una esclavizada economía basada en deber.

 

Cuestiono por encima de vuestro ego

la mediocre ambición que tenéis

por conseguir hacer fuego

sin haber cargado ni un solo palo.

 

No quiero tanto tiempo

tambaleándose entre agujas finas,

espinas preguntándose cuándo y cómo

invertir lo gastado sin vertir lo vivido.

 

 

EJERCICIO 3

 

Tiene la risa contagiosa en sus calles

que como rosales van llenando la primavera

y las otras treinta y ocho estaciones

que abren su boca a corazones valientes.

 

Cuando el sol cae diciendo adiós

y a sorbos se consume entre cuatro torres

dejando la bruma y espuma en los labios,

estrellas alumbran cada paso que ofrece.

 

Guarda una caja de música en La Latina

y una multitud de audiencia en Callao

donde el hambre y las ganas de comer

comparten la misma suerte y la misma falta.

 

Azotan las caricias en sus largas piernas,

piernas mortales donde amantes pierden

la noción del espacio y del tiempo

procurando despacio hacer florecer el prado.

 

Azoteas que gritan por una revolución

donde la diversidad es bandera,

barrios que por el día son sol

y por la noche tienen mala saña.

 

Te expones artística en todas tus ramas,

te cuelas como rayos de sol en nuestras almas,

dibujando un plano que guía

lleno de pintura y poesía.

 

 

EJERCICIO 4

 

Escribir es ofrecer trozos de alma,

vaciarse y llenarse sobre el papel,

mostrar lo que no confiesa la piel,

quedarse sin aliento, buscar calma.

 

Sostener dudas de más en la palma

porque la inspiración es como miel

tentador ángel tallado al cincel

que con amor al demonio desalma.

 

Es el folio, hogar de tus dolores,

una puerta que se abre y te guía a

ser lo que algún día quisiste ver.

 

Y también guía de tus soluciones

como un pez en el agua que nada a

contracorriente, así hasta perecer.

 

 

EJERCICIO 5

 

Te llevaste mis ganas de reír

dejándome este desazón amargo

a domingo que no puede partir

de mí, alma errante en oscuro letargo.

 

Imborrable y perenne te quedaste,

pero más que huella serás olvido

pues no vivo con lo que me dejaste

mas sí con la falta de lo perdido.

 

No caminé contigo hasta morir,

pues era un viaje demasiado largo

y a pesar de pensar en poder huir

juntos no hubiéramos estado a salvo.

 

Llora la luna, su luz es desgaste

cayendo por tu pelo hasta el ombligo,

donde como marea me acunaste

con el felíz cantar de tu latido.

 

Qué amargas son las despedidas cuando

saben a dolor y sal las heridas,

contigo quisiera seguir soñando,

amor fugaz como en cielo perseidas.

 

 

EJERCICIO 6

 

Me robaste las ganas de seguir riendo,

dejándome sabor a domingo en la boca,

aliento triste y desesperanzador

que vaga en soledad sin rumbo alguno.

 

Rascacielos de dolor surcan mis alturas

desde que tú no estás,

y el vacío se me ha hecho duna,

arenas movedizas que me engullen sin piedad.

 

No estábamos hechos para florecer,

no para vivir el uno con el otro,

no estábamos hechos para dosificar

el oxígeno que nos robabamos.

 

La luna llora y me empapa cada lágrima,

recorre mi cara hasta tus dedos,

con los que antes me acariciabas

como el horizonte al cielo y mar.

 

Cómo duele despedirse sin querer,

rechazar el último aliento

y convencerse de que es mejor

vivir en la fugacidad de lo eterno.

 

 

EJERCICIO 7

 

La primera vez que un manto

de paz blanca cubrió el suelo,

se apoderó del tejado y de

cada hoja dormida en su rama.

 

La claridad que otorgaba

llamó a todos los niños y niñas

que a cada paso dejaban huella

y gritos de felicidad.

 

Las clases cerraron sus puertas

brindándonos un nuevo aprendizaje,

la naturaleza creando aquel paisaje

que consideré obra de arte.

 

Absorbiendo la delicada sensación

de atrapar las dulces nubes

con la fragilidad de mis yemas

y la preciada inocencia.

 

En la cara amiga

reflejo de la magia

que sin truco alguno

nos conmovió de por vida.

 

 

EJERCICIO  9

 

La raza humana se muere,

está en peligro de extinción.

No lo digo yo,

no lo dice el periódico en mano de ancianos

ni las redes de información que sostenemos los jóvenes.

Que a veces también cuentan la verdad.

 

No lo dice la ley,

ni el gobierno, ni el resto de peces gordos.

No lo dice el rey

igual que no lo hicieron sus antepasados.

Lo calla, lo sufre, lo vive y lo muere,

incluso a veces lo grita

el pueblo.

 

Retenidos en el consumo de consumir

hasta consumirnos.

Mi niña interior me pregunta que

dónde dejé mi miedo a morir,

a lo que yo sin mediar palabra pienso

en lo mal que nos hacen vivir

para llegar a sentirnos

sucias colillas.

 

La raza humana no se muere,

la estamos dejando sin pulso.

 

 

RELATO DEL TALLER DE:
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