Y COLORÍN COLORADO,ESTE CUENTO SE HA ACABADO – Natividad Ruiz Aniorte
Por Natividad Ruiz Aniorte
1. Momentos felices:
Cuando era niña pasaba mis vacaciones en la provincia de Gerona, en una Masía llamada «El Gallo», con mi abuela, donde mis tíos y mis primos vivían.
Recuerdo esos días como los mejores de mi niñez, días dorados de sol y perfumados con olor a pino.
Fui hija única hasta los 9 años y todavía revivo esas mañanas desayunando con todos mis primos, la alegría de comer todos en la mesa, riéndonos, chinchándonos, para después salir corriendo a recoger los huevos que habían puesto las gallinas y ese pavo real persiguiéndome para picarme.
Por las tardes nos paseábamos todos subidos en un carro tirado por Pepe el burro. Nunca nos aburríamos, era feliz como solo puede serlo un niño, sin pensar en el mañana, libre de preocupaciones, nos arañábamos las piernas en nuestras aventuras, pero nada nos dolía, solo reíamos como si fuera ese el último día.
Algunas veces íbamos, mi primo Samuel y yo, a cazar mariposas y volvíamos con los calcetines llenos de ramas enganchadas y mi abuela se echaba las manos a la cabeza, «madre mía» decía «¡si ibas como un pincel y mira como vuelves!
Mi querida abuela «mama Josefa», nos preparaba una merienda de pan con aceite y tomate, que todavía hoy me hace salivar al recordarla y nos íbamos todos con ella a merendar bajo un pinar, todavía la veo con su delantal y su maravillosa sonrisa y ese era el mejor regalo de mi vida.
2. Momento infeliz:
Cuando miré el whatsApp que mi hija Carmen me enseñaba, mi mente se negaba a ver lo que ponía. Mis ojos no veían, solo sentía un frío que recorría mi cuerpo, mi mente estaba en blanco y de repente el tiempo se paró.
No podía ser… ¿qué era esto?, era una pesadilla, quería despertarme pero no lo conseguía. Mi mente se disoció de mí y todo me parecía irreal, como si estuviese viendo una película, pero con el corazón a mil por hora y la cabeza embotada.
Miraba el teléfono de mi hija una y otra vez y le preguntaba:
“¿Pero seguro Carmen, seguro que es el teléfono de papa, no te has equivocado?
Queriendo encontrar una explicación que no existía al mensaje y a la foto de una mujer en pose sexy:
«Mándame una foto tuya» nos vemos a las 8h, besos…”.
Sentí como de repente mi mundo se derrumbaba, me daba vueltas la cabeza y mi corazón empezó a dolerme, no podía pensar, no podía respirar, sentía como mi vida se rompía a trozos; 30 años de mi vida hechos añicos, en un segundo de esa cálida noche de verano, de principios de septiembre, en la terraza se oía el canto de los grillos.
RELATO DEL TALLER DE:
Taller de AutobiografíaDeja una respuesta
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Carolina Rincón Florez
04/11/2024
Desde que nací paso mis veranos en una Masia de la provincia de Gerona del Baix Ampurdanés, con mis padres tíos y primos, en casa de mi abuela Josefa.
¿Somos familia?