TRIBULACIONES – Isabel Mª Navarrete Sánchez

Por Isabel Mª Navarrete Sánchez

GUERRA

Soldados obedecen a tiranos,

ansiando territorios y riquezas,

hogares se rellenan de pobrezas,

siendo más enemigos que paisanos.

 

Casco y chaleco, fusil y granadas,

el joven porta aterido y asustado,

agazapado y de horror atrapado,

vita la muerte con armas cargadas.

 

El abrumado niño no es consciente,

de los monstruos de chatarra que matan,

se apena la madre, observa valiente:

 

 

cómo las guerras las gentes maltratan,

cómo a cada hora hay alguien que lo lamenta,

cómo ser evitable que combatan.

 

 

CLIMA

Efecto invernadero aflora y el clima marea.

Contaminación asquerosa, el pulmón enoja.

Animales y plantas mueren, sufre el planeta.

 

Inmortales plásticos los mares acaparan.

Cálido hielo que se hiende en enormes olas.

Quiere el mar marcharse escalando rocas.

 

El cielo se esconde tras una lona naranja,

la lluvia se precipita y el sucio barro danza,

calles con vestiduras de molestias pardiscas,

de las ocres lágrimas protestando las casas,

Es el polvo en suspensión que el desierto vomita,

pareciera que anuncia la muerte la tormenta.

Y el temible apocalipsis clama con sus plagas

y las puertas del mal de un soplido se desatan.

y la tempestad terrible abruma cuerpos y almas.

 

 

PESIMISMO

Qué versos contar para mostrar, para entender, para reflexionar:

Que tanta felicidad se encuentra donde no se espera ni se mira.

Que el dolor ensarta a las almas cándidas, sensibles e inadaptadas.

Que se esconde temeroso el amor en un bosque frío de amargura.

Que las palabras anuncian alegres intenciones que en nada quedan.

Que desoímos, hasta que diga ¡basta!, al planeta que nos acoge.

Que eternas injusticias conducen siempre hacia ilegítimas razones.

Que dormitamos y vegetamos sin aprender de tantos errores.

Que transitamos acongojados, vacíos, perdiendo las pasiones.

 

 

 

DEPRESIÓN

De azabache luce el monstruo,

cosido el rostro de espinas.

Rumian veneno sus surcos

riñendo el juicio sereno.

 

La culpa anida en un árbol

de un afligido jardín,

repleto de hojas ajadas

que se flagelan contritas.

 

El toro a veces despierta,

lo aíro y presta batalla,

contra estos o contra aquellos,

contra la humanidad en su conjunto.

 

La lluvia inunda los cauces,

con bravos y grises ríos,

prestos abrigan el llanto

y florece la tristeza.

 

Es cansancio corporal

y un rescoldo existencial.

Nunca pretendí incordiar

con estos hilos de pena.

 

 

MUERTE

Aquí despunta la muerte,

luce su capa negra inacabada,

con su herrumbrosa guadaña,

en un teatro morboso

de penosa actuación tétrica.

 

El chico postrado siente

una sombra a sus espaldas,

ya sabe, llora con calma.

Un ¡no! grita sin consuelo,

la muerte sorda lo ignora.

 

El niño suplica tiempo,

la muerte niega obstinada.

Él enganchado a un veneno,

su pelo es ausencia clara.

 

La iglesia espera el tañer

de sus campanas de bronce.

Padres lloran abatidos,

con dolor penan por su alma,

el candor puro robado.

 

 

 

 

RELATO DEL TALLER DE:
Taller de Poesía

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