EL MUNDO DE PISCIANO – Tamara López Peral
Por
PISCIS
¿Por dónde empiezo? Todo lo que he criticado, todo lo que he repudiado a lo largo de mi vida es lo que soy ahora. Vapuleé a mi mejor amiga, mi hermana; la dejé por los suelos. Pobre Liliana, la apuñalé con mis palabras y me fui sin más, tan digna, creyéndome muy por encima de ella y de su pudor inexistente. La dejé ahí tirada, sola y destrozada. Y ahora soy yo la que falta a la moral, honestidad ya no es mi segundo nombre.
Me siento un ser despreciable, pero es que no puedo parar. Mi cabeza me dice incesantemente que no siga con esto, pero de la misma manera mi cuerpo pide más, suplica por sus manos recorriendo mi piel. Lo necesita a él, a su boca, su aliento en mi nuca. Si, él, Adrián. Un puto policía nacional, menudo el cliché. No tengo nada mejor que hacer que enamorarme de un madero, que estúpida soy.
Mi problema no es a qué se dedica Adrián, que por todos es bien sabido por dónde me paso yo la autoridad, nunca mejor dicho. Aquí lo que me cuestiono es que deseo a un hombre casado y con dos hijos. Menuda putada: yo chillando “zorra” a mi mejor amiga por llevar una doble vida con su vecino, del que se ha quedado embarazada y su marido todavía no lo sabe; la verdad es que zorra es lo más bonito que se me ocurre cada vez que me acuerdo del pobre cornudo de Joel. Y voy yo, con todo mi salero, que no tengo he de decir, y pretendo adueñarme de un hombre con familia. En mi defensa puedo decir, y jurar además que se me caigan las orejas si miento, que no tenía ni idea de su situación sentimental. Convencidísima estaba de que era un hombre soltero, que no entero; porque por la forma en la que me entró aquella noche me quedó muy clara su experiencia en esto del cortejo.
Menudo cabrón. Ahora sólo puedo pensar en lo hijo de puta que es el indeseable ese. Y lo que más me duele es que en ningún momento he pensado en dejar de verlo, de hecho, lo necesito. Necesito que me dé explicaciones, razones. ¿Las tendrá, o le pasará como a Liliana, que todo empezó como un juego y se le fue de las manos? ¿Lo habrá hecho otras veces con otras mujeres o soy su primer affaire? ¿Tiene pensado dejar a su mujer o pretende seguir con sus jueguitos sexuales? Si ese es el caso conmigo que no cuente, o eso creo.
Joder, salí de la ciudad unos días para digerir todo esto y vuelvo con más dudas, estoy entre cabreada y ansiosa. Creo que cuando tenga a Adrián delante le voy a partir la boca, pero soy tan imbécil que luego se la comeré a besos, qué ridícula me siento.
Ahora voy a ver a Liliana, la necesito como nunca, a ella y sus consejos, que como buena géminis que es sabrá qué decirme, que en esto de las dobles caras y la manipulación sabe bastante.Además tengo que pedirle mil perdones, fui muy dura con ella.
VIRGO
No sé qué le ha podido pasar, Libe no me coge el teléfono y necesito verla y abrazarla. Le voy a preguntar a Miguel, que para eso es el vecino buenorro, si sabe dónde está Liliana, entonces sabré dónde está Libe.
-Oye, Miguel, ¿sabes algo de Libe?
-Pues no.
-Joder, tío, lleva unos días muy rara, no me coge el teléfono y en su casa no está. ¿Sabes si tenía algún proyecto fuera? No sé, las veces que ha tenido que salir me lo ha dicho, de echo me invita siempre a los rodajes. ¿Me estás escuchando? Tío, te estoy diciendo que estoy preocupado por mi chica y tu ni me estás escuchando.
-Tu chica es tu mujer, no Libe. Como tampoco lo es Liliana para mí.
¡Uf! Menuda cara tiene éste hoy.
-¿Pero qué cojones te pasa? Eres un borde de mierda. ¿Qué te tiene a pan y agua la vecina?
Pues si que está tocado mi amigo, no reacciona a mi provocación. Venga, voy a empatizar y le pregunto:
-A ver, cuéntame, qué es lo que os pasa.
-No sé, no dice nada. No deja que me acerque a ella. Siento que me evita. No responde a los mensajes y tampoco me coge el teléfono. -Explica Miguel bastante agobiado.
-¿Y eso desde cuándo está pasando?
-Desde que te vio con tu mujer. No sé qué le sentó peor: saber que mientes a su amiga, que ha resultado ser tu amante o que yo no le contara nada de tu situación real.
-Menuda doble moral tiene tu vecina. Pensaba que ella me entendería mejor que nadie, que está casada y se acuesta contigo.
-Ella va a dejar a su marido. Tú en ningún momento te has replanteado tal cosa.
¿Me está diciendo esto de verdad?
-A decir verdad, ya he hablado con Eva. Le fui sincero, le dije que no la quería, por lo menos como debería quererla para seguir compartiendo una vida juntos, no podía seguir así. Anoche dormí en un hotel.
-Qué dices tío. ¿Ya te has decidido? ¿Estás seguro?
Miguel parece esperanzado, se le ilumina el rostro: si yo he dejado a mi mujer, Liliana puede hacer lo mismo con su marido.
-Sí, y tan seguro. Me levanto pensando en Libe, me acuesto pensando en Libe. Salgo estresado del trabajo y sólo pienso en llegar a casa para estar con Libe. Pero claro, en esas situaciones me pongo de mala ostia porque no es Libe la que me está esperando. Y eso tampoco me parece justo para Eva, que también tiene derecho a rehacer su vida, ¿no crees?
– No, no es justo para Eva, ni tampoco para Libe.
-No es justo para nadie, la verdad.
-Y a Libe le vas contar todo o solo lo que te interesa que sepa?
-No sé cómo hacerlo, estoy cagado de miedo. Después de la sesión de drama que tuve el otro día con mi mujer, no sé si estoy preparado para hacer daño a más gente y mucho menos a mí Libe.
-Te has parado a pensar que ya lo sabe? A ver, dices que no sabes nada de ella. ¿Y si Liliana se lo ha contado y por eso ha desaparecido y no quiere saber nada de tí?
No había pensado en esa posibilidad:
-Pues entonces Liliana va a tener un problema muy serio conmigo, que yo también puedo ir a hablar con su marido.
Joder, como no aguante los caballos mi colega me suelta una ostia, menuda cara me está poniendo, voy a capear a Miguel que tiene mucho genio mi amigo:
-A ver, no hablaría con Joel, porque eso también te compromete a ti, pero entiende que me cabree y le diga cuatro cosas.
Pero mi amigo no me hace ni caso, él va a la suya, se levanta del sofá y va en busca del teléfono:
-Voy a llamarla, necesito verla.
-Y si te lo coge pregúntale por mi chica, por favor.
Pobre Miguel, está pillado hasta las trancas por la vecina, lo tiene comiendo de su mano. Al final Libe tendrá razón, que los Géminis son muy así, manipuladores.
-¡Tío, que me ha cogido el teléfono, están las dos juntas, me manda la ubicación para que vayamos!
Otro tonto enamorado mi amigo. Parece que vaya a echar a llorar de la emoción, hasta se ha puesto nervioso el muy idiota.
-Me ducho y salimos para allí.
Pues yo también me estoy poniendo nervioso y todo, con las ganas que tengo de verla.
PISCIS
-Ya los veo, vienen por ahí. Estoy hecha un flan, Lili. Mi corazón, creo que se va a parar.
-No digas gilipolleces. Mente fría joder, que te ha estado mintiendo, te ha convertido en la otra.
Liliana está más alterada que yo, está alzando la voz y los chicos la están escuchando.
-Que eras su entretenimiento, su juguete. ¿O que te crees que va a dejar a su mujer por tí? ¿Para estar contigo? -Pero eso lo dice mirando a Miguel.
-Pues sí, ya la ha dejado. Y sí, para estar con ella.
Miguel me señala, y Adrián me abraza y yo voy a llorar, no puedo con tanta tensión.
-A diferencia de tí, Adrián no es ningún cobarde.
Pues si que estamos buenos, ahora también Miguel va con la escopeta cargada.
Adrián tira de mí, me lleva lejos de ellos, los dos están muy alterados, y no es bueno que nos pille cerca, nos puede salpicar la mierda. Además, mi madero y yo tenemos nuestra propia caquita por limpiar.
Vamos caminando por el paseo de la playa, Adrián me cuenta que no es la primera vez que los ve discutir así y que es mejor alejarse de ellos. Pero que tampoco me preocupe, siempre acaban reconciliándose con un buen polvazo. Para mí todo esto es nuevo, no sabía que mi mejor amiga tenía una relación extramatrimonial desde hace meses con el amigo y compañero de trabajo de mi novio. Ahora entiendo muchas cosas, empiezo a hilar y todo me cuadra.
Nos paramos y Adrián me abraza con fuerza, me acaricia el pelo, me besa la frente. Ya hemos perdido de vista a esos dos miuras, ahora estamos solos él y yo, en silencio. No me puedo creer que sienta paz abrazada a este cabrón, y no soy capaz de reclamarle nada. Todo lo que quería decirle se ha esfumado de mi cabeza, sólo necesito estar con él, ¿Será cierto que ha dejado a su mujer? Aunque creo que eso no le exonera de culpa. Me ha mentido, me ha hecho sentir única cuando no lo era. Estoy cabreada y a la vez aliviada por tenerlo aquí conmigo.
Adrián me coge por la barbilla con suavidad acercando su boca a la mía. Anhelaba sus labios, qué bien besa, cómo me gusta el roce de su lengua. Para un momento, si yo estoy tremendamente cabreada, y le he prometido a Lili que tendría la mente fría. Me zafo de él con fuerza y doy un paso atrás, lo miro con cara de pitbull, o la que creo que estoy poniendo, ya no lo sé, porque el poli no borra su sonrisa, pero yo se la voy a quitar de un plumazo.
Envío toda la energía de mi ser a mi mano, y con todas mis fuerzas le suelto una hostia que hasta me ha parecido ver un empaste salir volando. Sí, le he borrado la sonrisa, tanto que creo que me lleva al calabozo. Pero a mi me da igual, yo me he quedado a gusto y contenta.
-Esto es todo lo que tengo que decir. Y ahora sigue besándome.
Ya hablaremos más tarde y afrontaré la verdad, pero ahora necesito esto. Y como ya he dicho, no soy capaz de pararlo.
RELATO DEL TALLER DE:
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Carolina Rincón Florez
04/11/2024