CALEIDOSCOPIO SENSORIAL – Tania Suárez Rodríguez
Por Tania Suárez Rodríguez
Descubrir el origen de una pieza poética es una tarea más difícil de lo que cabría imaginar. En el caso de las que se reúnen aquí, podríamos simplificar y decir que surgen del reto creativo propuesto por un gran artista, Gonzalo Escarpa, en un curso de iniciación a la poesía, pero eso nos haría caer en un reduccionismo atroz.
Al recopilar los siguientes poemas, una voz primitiva me ha revelado la verdadera esencia que se teje entre estas palabras y estos versos: mi fascinación por el mundo de las sensaciones y los sentidos y, con ella, mi devoción casi patológica por la Naturaleza, por su inconmensurable belleza y la huella indeleble que deja en todo aquel que tenga el valor suficiente como para mirarla directamente. Por no hablar de la libertad que estar en su seno representa.
Cuando miramos con las manos, tocamos con la mirada o nos perdemos en la melodía de los olores a través de nuestra piel es como si un caleidoscopio nos devolviera sus imágenes cambiantes: nos hace sentir una sensación diferente cada vez e, incluso, nos muestra en cada ocasión un matiz nuevo, fascinante y revelador de la belleza que nos rodea y de nuestro propio sentir.
Así pues, el hilo conductor de esta humilde plaquette es la búsqueda de las sensaciones, del lenguaje con el que la poesía está entreverada en la Naturaleza y esa belleza que nos habla directamente y nos recuerda que somos seres sensoriales con la magnífica capacidad de apreciar la hermosura de la poesía, que no es otra que la majestuosidad del mundo y de la naturaleza más salvaje, libre e inabarcable.
El orden de estos poemas atiende a varios aspectos. Por un lado, quería incluir una suerte de «declaración de intenciones», en la que hablo a la poesía directamente para invocar su poder de crear belleza y de apelar a las sensaciones del cuerpo. Por otro lado, he ordenado los poemas siguientes como si fuera el transcurso de un día, primero con su luz de la mañana, después como un paseo por distintos escenarios colmados de sensaciones que despierten el cuerpo del lector, el amor que encienden los paisajes salvajes y, finalmente, el ocaso del día, en el que hay un contraste con la luz y la oscuridad, la noche y la revelación de que solo en la naturaleza más indómita podemos ser realmente libres. Entre cada poema incluyo un haiku a modo de impasse que da pie a dibujar escenas, sensaciones más sutiles, y que van en línea con los poemas que le siguen.
INVOCACIÓN
Eres a quien invoco
cuando mi espíritu mengua,
cuando soy y siento
demasiado.
Eres mi guía,
la que me ayuda a
dejar de ser y me desnuda
de la frivolidad
de un mundo gris.
Te necesito
para que me abraces con metáforas
y me decores con hipérboles,
para que suavices mis paradojas
y me hagas el amor
tan solo con palabras.
Te invoco, como un conjuro:
para que los silencios se preñen
de sonidos,
para que el dolor se vuelva semilla
que alumbre hermosas lilas;
para que el oro de tus manos
una los trozos desgajados
de mi alma.
Eres a quien invoco, para
dejar de ser en mí,
para diluirme en tu cuerpo
de versos inquietos,
para convertirme en las notas
de tu infinita partitura,
para dejarte ser en mí
sin mí,
pero conmigo.
***
IMPASSE 1
Nubes preñadas
olor de tierra y agua;
llegó la lluvia.
***
CANTO DE AMOR A LA TIERRA
Sentid el fuego de la vida,
iluminando la noche, saludando
a la diosa de la Luna.
Sentid al dios del Sol, dormido
en su reino de luz, lejos
del manto de la oscuridad.
Escuchad a la tierra, cómo vibra y
late feliz,
bajo nuestros pies.
Escuchad el crepitar de la hoguera
mientras el dios del viento
abraza su ígneo cuerpo;
observad, hermanos,
a las criaturas que nos acompañan
desde las sombras,
nacidos todos de la Madre
Tierra, que canta, con nosotros:
sus hijos.
El dios del Fuego danza
en la hoguera y nosotros bailamos
con él. Un círculo de cantos,
giros y gritos salvajes
celebrando la vida,
celebrando con él.
La madera de los árboles
alimenta sus llamas y se vuelve
cenizas, una ofrenda que
entrega a la Madre Tierra. Y así,
en el círculo de la vida, los dioses
se protegen y cuidan
a estos seres, a nosotros: hijos
de su profundo amor. Nosotros
que les veneramos
hoy y siempre. Somos sus hijos,
los hijos de su creación,
animales, humanos y espesura
una sublime expresión
de la Naturaleza.
***
IMPASSE 2
Lluvia arcoíris
alas de mariposa:
canto de luz.
***
ENSÉÑAME LA LUZ
¿Has escuchado alguna vez
el canto de un jilguero
—melodía de libertad—
al nacer la mañana?
¿Has parado un instante
a sentir cómo la nieve aterriza
en las hojas silvestres y
viste los campos de frío
en invierno?
El murmullo de un río que
rompe en grito
al lanzarse al vacío entre
las rocas o
la dulzura de una risa
que acolcha tus oídos
y anida en tu corazón.
Sentir la felicidad
de las personas que amas, tejiendo
un manto que te cubre
con su calor.
¿Qué es la luz?
Me preguntas, mientras inclinas
la cabeza
en busca del canto de aquel jilguero.
¿Qué es la luz? Insistes.
¡Luz! Te digo,
con la impaciencia de un niño pequeño
que no acierta a expresarse, luz
es todo aquello que esculpe
una sonrisa infinita
en tu cuerpo y le hace expandirse
hasta más allá del recuerdo
de tu presencia. Hasta que
seas solo esa luz
sostenida por esa sonrisa tuya,
eterna.
***
IMPASSE 3
Amanecer
de rosas y naranjas
una sonrisa.
***
EL COLOR ES
El color es
la caricia intermitente y tímida
de unos dedos sobre la piel
jugando
a enredarse en tu cabello;
es ese escalofrío que
se extiende desde el primer roce
que dibuja caminos
por tu cuerpo, incendiándolo
acariciando sus recovecos y
besando sus sombras.
El color es
el perfume de una naranja
al inundar tu boca en la mañana,
los pétalos de las amapolas
al hacerle el amor
a tus piernas
mientras caminas.
El color es
tu sonrisa, al darte cuenta
de que los ojos de verdad
son los que observan el mundo
desde dentro.
***
IMPASSE 4
Brisa de invierno
acuna mi cabello
en soledad.
***
SIENTE LA TEXTURA
Toma un vinilo
entre tus manos. Desliza tus dedos
por su frío cuerpo,
siente la firmeza y la rugosidad,
la emoción contenida y
los misterios de la música
enterrados
entre sus surcos.
Escucha sus silencios preñados
de emoción y terciopelo
la melodía
pidiéndote que la liberes
de su prisión.
Y le haces caso y lo pones
en el tocadiscos.
Y colocas la aguja, a tientas,
en su posición. Entonces,
buscas el botón estriado del play,
te detienes un instante, paladeando
la espera,
disfrutando de un preludio mudo
—aprietas el botón con reverencia—
La música empieza a sonar…
Las fusas erizan tu vello, las
redondas se deslizan
como gotas traviesas por tu espalda.
El sonido de la batería
vibra en tu vientre, hablándole
a tu interior.
Y sientes la presencia de la
textura
abrazando tu cuerpo, dibujando
una partitura en tu piel.
***
IMPASSE 5
Rocas mojadas
el murmullo del río:
paz en el alma.
***
AMOR EN CLAVE DE MAR
Descubrí un oasis en mitad
del ruido,
con sus acantilados
rompió el caos y ordenó
mis olas
se vistió con mi espuma
para besar mis abismos.
Él
me entregó su playa
y la calma de la tierra;
yo
le abracé las costas y los cabos
humedecí sus grietas
juntos
coloreamos la soledad.
Fui mar enfurecido
la misma tempestad—
pero se derritieron mis marejadas
al descubrir aquel oasis
y sus doradas arenas
lo encontré
abandonado a la noche
aunque quizá fue él
quien me encontró
a mí.
***
IMPASSE 6
Rayo de luna
acaricia mis sombras,
cuento de amor.
***
BALADA DEL OCASO
Salgo
en mitad de la noche
me abrazo de la oscuridad
y de su silencio.
Me desnudan
la calma y la libertad;
me despojo de mis miedos
de mis dudas y
de las sombras de un espejo
agrietado, casi roto
la luz de mercurio líquido
me invita a buscar
y yo me busco
en la cara oculta
de la luna llena.
Allí se encuentra la luz
y las alas que derriten
esta jaula de cristal.
***
IMPASSE FINAL
Gorrión salvaje
visita mi ventana;
la libertad.
RELATO DEL TALLER DE:
Taller de PoesíaDeja una respuesta
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Carolina Rincón Florez
04/11/2024
Precioso, me ha encantado. Es muy original la combinación de poemas con haikus y cómo todas las piezas poéticas tienen un vínculo entre ellas.