DIME LA VERDAD – Mª Jesús Ortega Sánchez
Por Mª Jesús Ortega Sánchez
Ella había pasado toda la noche en vela. Su vecina, desde la terraza que compartían, vio luz en la ventana y al asomarse la encontró sentada en la silla de la cocina llorando desconsolada y en silencio, para que él no se despertara.
– Dalia, ¿qué te pasa chiquilla? Ábreme la puerta y sal aquí conmigo que te dé el aire.
– Lara, me quiero morir, no me puede estar pasando esto de nuevo, estoy agotada ya.- Se refugió en el abrazo que le brindó.
– Vales mucho niña, no tienes que sufrir así y encima mirando para que él no se enfade, muéstrale que lo sabes y que te ha hecho daño, sino cambia debes pensar que no te conviene seguir más en esta relación aunque te duela.
– No sé qué hacer…- responde.
Se escucha un ruido. Ya se levantó. Llega el momento y Dalia no puede respirar bien de los nervios, va de un lado a otro por la casa intentando disimular, pensando cual es la mejor manera para decirle que una vez más descubrió un engaño.
Él, ajeno a todo, como si no pasara nada y con predisposición de disfrutar la excursión que ella había preparado, nota que ella está rara y le pregunta:
– Amor, ¿qué te ocurre? Te noto rara.
– Nada amor, estoy bien… – Le miente temblando por lo que sabe va a suceder.
– Vida ven, por fa. ¿Qué te pasa mi niña?- Vuelve a preguntarle.
– ¿Creías que borrando las conversaciones con ella en el móvil, no me daría cuenta que sigues mintiéndome?
– Que conversaciones dices… – Comienza a angustiarse.
– ¿Crees que soy una boba que te voy a perdonar siempre?- Le recrimina abatida y llorando.
– ¿Esto es lo que recibo después de todo lo que he tenido que soportar?
– Amor, no sé de qué me estás hablando, en serio. Todo está bien.- le responde él aturdido para ganar tiempo a lo que se le está viniendo encima.
– ¿Qué todo está bien? ¡Mira! – le muestra las fotos.
Atónito y con los ojos llorosos decide guardar silencio y ella desconcertada decide salir a la calle con su perrita, no quería pelear con él sintiendo ese peso que la hundía y cada aire que tomaba era como cuchilladas que le rajaban las entrañas.
Presentía que iba a suceder y eso la ahogaba aún más, se sentía perdida y su cabeza no paraba de pensar:
“Estaba organizándole una gran fiesta sorpresa para su cumpleaños, hasta invité a su familia… ¿qué voy a decirles? Quizás deba perdonarle, él me quiere como puede”.- Lamentaba.
Con toda esa montaña rusa de pensamientos, recordando esas fotos que vio en su móvil, decidió llamar a la que creía mejor amiga de él, creyendo que la ayudaría pero, después de preguntar por todo lo que sucedió tan solo le dijo:
– No va a cambiar Dalia, él es así con todas y no entendemos porque lo hace. Le dijimos que no la cagara contigo, que por fin había encontrado a alguien buena que luchara por él y le brindase toda la confianza desde aquella pérdida, pero no puedes seguir permitiéndole tanto.
– ¿Y qué hago Tina? Sé que ha pasado muchos límites y estoy cansada de que manipule las situaciones dándole la vuelta a las cosas y culpándome, sin embargo, le amo muchísimo.
– ¿Dónde está él ahora?- Le pregunta.
– En casa se ha quedado y como no quería pelear con él yo me he ido.
– ¿Quieres que le llame sin decirle lo que me has contado?
– ¡No! Por favor Tina, lo vas a empeorar. Deja que hablemos primero nosotros, quizás me he equivocado llamándote pero me siento desesperada y no tengo a nadie.
Volvió a casa con la ilusión de que recibiría un perdón, que por primera vez lucharía por ella demostrándole cuán importante es pero se equivocó…
Al entrar, lo encontró boca abajo en la cama y creyó mejor irse al salón a esperar, no sabía qué. Un silencio sepulcral se sentía por toda la casa. Ella se sentó abrazada a sus piernas en el sofá con el alma a punto de explotar. Él, salió para el salón tumbándose en el otro sofá. Ambos simulaban ver la televisión cuando por dentro estaban rotos y Dalia aterrorizada con su silencio no soportaba más la tensión:
– ¿Qué debo de hacer ahora Eric? Recojo mis cosas y busco un lugar donde irme, lo solucionamos… ¿No quieres decirme nada?- Le manifiesta sin tener idea la bola demoledora que le venía.
– No sé qué decirte para que me creas, sabes que te quiero pero no sé hacerte feliz.
– ¿En cuál de todas las mujeres durante estos años te has dado cuenta?
– No vayas por ahí porque te pedí perdón e intenté desde entonces hacerlo bien.
– Con Wendy mientras estaba embarazada sufriendo la peor etapa de mi vida cuando debió ser la más hermosa, las chicas del Tinder, alguna de tus clientas del restaurante que curiosamente tenían tu teléfono y quedabas mientras “jugabas al pádel” o esas compañeras extras de trabajo a las que acompañabas en moto a su casa…
– Dices que me perdonas pero a la mínima me lo escupes todo a la cara.
– Lo peor de todo Eric, es que la conversación que has borrado es de tu ex. Esa mujer a la que engañaste conmigo y yo sin saber que tenías una relación.
– No tengo nada con ella, he borrado las conversaciones porque no entendía para que me escribía después de tanto tiempo y que no te rayases.
– ¡Ah! ¿No has pensado quizás que no mintiendo y manipulando sería más fácil? O pensabas de nuevo que no me daría cuenta de esas fotos que se te olvidó eliminar.
– No sé porque no me crees, te estoy diciendo la verdad.
– Si de verdad lo hicieras me lo habrías comentado con naturalidad. Te he ofrecido todo este tiempo comprensión, he creído en ti a pesar de haberme fallado tantas veces, conmigo es muy sencillo cuando vas con la verdad. Sabes mi nivel de empatía. Te di la opción de que siguieras con la otra cuando quedé embarazada prometiéndote que jamás estarías exento de disfrutar todo el proceso de tu hijo, solo te pedí que lo que eligieras fuese de verdad y sin más mentiras, sufriendo una barbaridad y nuestro hijo murió.
Tú no me habrías perdonado ni la mitad de lo que yo te he perdonado a ti.
– Lo sé amor, tienes razón, pero ya no sé cómo hacerlo. Yo también he sufrido mucho, reconozco que me he ganado toda la desconfianza, pero he estado mucho tiempo haciendo las cosas bien y creo que no estoy a tu altura, te dije que no era bueno para ti…
– ¡Nuestro hijo murió por tu culpa! Pudiste elegir sin represalias y ¿te excusas con qué me advertiste que no eras bueno para mí?- Sintió como la impotencia se apoderó de ella pero sabía que ya no había marcha atrás y que sus palabras aunque las quisiera borrar ya le hicieron a Eric mucho daño.
Su cuerpo temblaba y sentía una vibración tan profunda en su alma que se deshizo en lágrimas ¡Quería desaparecer!
Eric quedó congelado tumbado boca abajo en el sofá llenándose los ojos de una rabia que pronto explotaría y ella, destrozada, le expresó con angustia en su semblante:
– Ahora sí que no me ha merecido la pena aguantar tantos desprecios de tu familia, como nos rechazó a mí y a nuestro hijo sin conocernos por la vida que has llevado siempre.
– No vayas por ahí porque me voy a encender.
– ¿Acaso no tengo razón? Nos han controlado nuestra relación, nunca hemos tenido intimidad ni apoyo en nada y he tenido que distanciarme de todo mi mundo para ser aceptada por ellos y por ti, cuando nunca me han querido, cuando nunca nos consolaron ni te han ayudado en tus peores momentos. ¿O es qué simplemente me has usado para superar tus mierdas y ahora que estás bien me tiras como un trapo sucio?
– He intentado enmendar mis errores pero me lo has puesto difícil desconfiando tanto de mí.
– ¿Perdona? ¿Me recriminas encima que debí darte más? Si te has llevado todo de mí. En el momento en que estabas sumido en el abismo de la adicción nadie acudió a salvarte y cuando yo rozo la peor depresión de mi vida, me sueltas la mano.
– Estoy cansado que todos digan que soy un tóxico para ti, si tan malo soy para ti déjame ya. ¡Ya no puedo más!
– Claro que no puedes más, sostener tantas mentiras cuando vas viendo que conmigo ya no cuela, que voy recuperando seguridad, no te agrada. Dime la verdad de una vez, ¿no me merezco al menos eso?
– Te mereces eso y mucho más mi niña.
– Entonces, ¿por qué no me miras y me dices la verdad?
Se produce un silencio incómodo. Ella temblando y con los ojos rojos, él nervioso y con la voz quebrada mirándose fijamente a los ojos contesta:
– No estoy enamorado de ti, mi niña.
FIN
RELATO DEL TALLER DE:
Taller de Escritura CreativaDeja una respuesta
Esta entrada tiene 16 comentarios
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Carolina Rincón Florez
04/11/2024
Increíble!! Me he visto reflejada en este relato y el final me ha dejado con la boca abierta !!
Increíble!! Este relato me ha cautivado, me he sentido absorbida por la historia y el final me ha dejado bocabierta !! Muy buen trabajo !!
Una lectura cómoda, algo que valoro y aprecio muchísimo. Desde el principio ha llamado mi atención, me ha enganchado y me ha dejado con curiosidad de saber que más pasa. Fantástico trabajo, gracias por compartirlo.
Una lectura muy cómoda. Desde el principio me ha llamado la atención, me ha enganchado y dejado con la curiosidad de saber qué más pasa. Fantástico trabajo, gracias por compartirlo.
Que bonita historia! Espero que sigas con ella 🙏🙏🙏
Woooow sin palabras, creo que todos los que hemos sufrido un desengaño nos hemos visto reflejada en este relato.
Es un trabajo increíble, gracias por darnos ese toque en el corazón.
Muy bueno!! La verdad que empiezas a leer y ya no puedes dejar de leer, bravo buen trabajo
Escribes muy bonito <3
me siento muy orgullosa de ti , esperando con ganas estoy para lo q próximo que escribas !!
Tan cotidiano y a la vez tan crudo que no se puede evitar sentirse identificado, directa o indirectamente , con situaciones similares que todos en algun momento hemos vivido.
Mención especial al realismo de las conversaciones, tan llanas y directas que casi se les puede poner voces.
Pero lo mejor de todo, aparte del final, que te deja directamente descolocado y me encanta, lo mejor, es que tienes la sensación de estar presente en esas conversaciones. Sin necesidad de perderse en descripciones de entorno o artificios, uno es capaz de situarse en el escenario que mejor le deje volar su imaginación, pero estás ahí, sufriendo, bien metido.
Una gran muestra de que pocas palabras pero las ideas claras, captan y llenan más que mucho contexto y poca trama.
Me ha encantado.
Es un relato muy triste y precioso a la vez, bien podría estar relacionado con cualquier situación cotidiana de la actual sociedad. Me ha encantando como María Jesús Ortega (la escritora) describe lo que siente , su mundo interior como ella lo describe es una prueba de pureza , de fidelidad y de amor incondicional que por fortuna ella lo dirige hacia si misma al final del relato. Precioso e impecable.
Este texto transmite el sentimiento de la protagonista y la forma de diálogo hace que sea más fácil su lectura. Parece que lo vives mientras lo lees y una no se queda indiferente a la lectura, además el relato pide por si mismo que haya una segunda parte. Bravo por la escritora que sabe como mantener en vilo y llegar al corazón .
…. Este relato me ha dejado con el corazón rotísimo. Y la cuestión es que no lo digo a malas, más bien al contrario. Engancha de tal manera y se conecta de tal manera, que es imposible no sentir el dolor de la última frase.
Gracias a su escritora por atreverse a dar rienda suelta a su creatividad. Me ha encantado poder disfrutar de él.
Escribes lindo porque eres una persona linda. Lees y te sumerges en esa historia, y transmite porque está escrita con el corazón y con mucha verdad y sentimiento detrás. Te animo a que sigas haciendolo. Sin palabras
Interesante, la historia engancha y se quiere seguir leyendo., Se que es un relato, pero me gustaría continuará y se convirtiera en libro. Que paso antes o que pasará después ,
Interesante, la historia engancha y se quiere seguir leyendo, se queda con las ganas de que sucedió antes o después., Pero como es un relato se puede convertir en libro ,
Interesante, la historia engancha, me quedé queriendo saber. que sucedió antes o sucederá después,. Pero es un relato que bien se podría convertir en libro