EL DEMONIO ENCARNADO

Por Eva María Bouzon

Existe el mal en la tierra? Rotundamente  SÍ, y lo afirmo porque ,he conocido un caso  muy cercano, aunque hasta ese momento era de las típicas personas que pensaban que no hay gente mala en el mundo, simplemente el que hacía algo  malo era porque sufría de algún trastorno.¡ Que ingenua fui! El mal se hizo carne y tomó forma de mujer.

De pequeña tenía constantemente pesadillas. Siempre  soñaba lo mismo . Con una anciana que era bruja a la cual ella llamaba Mariana. Lo que no se podía ni imaginar es que habitaba dentro de ella. O sí….

El  motivo  que   me trae a escribir este relato , es el sufrimiento que he ido viendo en la las personas cercanas a ella, el dolor que iba dejando a su paso, las pérdidas tanto materiales como emocionales que ésta persona iba provocando en todas ellas; confusión en sus sentimientos, pensamientos  irracionales y  a realizar acciones que jamás pensaban que podrían hacer. Tal como robar   y mentir a personas queridas, sólo por el mero hecho de que de una manera totalmente sibilina se lo pedía en beneficio para ella.

En cada círculo ya sea de amistad, de familia, trabajo, lo degradaba, arruinaba, todos empezaban a pelearse entre sí. Se mentían a conciencia, o dejaban de relacionarse, sin entender el por qué. Mientras ella gozaba en su interior oscuro y maligno, viendo cómo iba destrozando todo lo que se proponía.

Según los relatos de estas personas, tanto hombres como mujeres, las iba embaucando poco a poco. Siempre con las mismas argucias, y sutilezas. Empezaba jugueteando con ellas de manera psicológica, contando que ellas es madre soltera, que estaba criando sola a su hijo (mentira), que el padre no se hacía cargo de él para nada, lo cual no era totalmente cierto, que no tenía trabajo…….un sin fin de mentiras. Su vida era una mentira.,

Se ganaba la vida de una forma a primera vista normal, sin oficio ni  beneficio conocido. Limpiaba casas por  horas; había trabajado en alguna tienda cara al público, donde por  cierto no duraba mucho debido a su mal carácter, poca educación y  un no saber estar. Pero conforme se la iba conociendo un poco más, a pesar de que  ella nunca decía toda la verdad y por supuesto no lo contaba todo, la verdad (al igual que el sol) siempre sale a relucir. Se dedicaba a tareas escabrosas, tal como limpiar plantas de marihuana en casas que se dedican al cultivo de estas y otras plantas, que sabemos que son ilegales. Pero ya sabemos que la maldad  vive al margen de toda norma conocida. El mal tiene su propio código de conducta , y habita en personas que se prestan a ello.

De los hombres se aprovechaba conquistándolos con su belleza , con su cuerpo, con su  lengua bífida, diciéndoles a cada uno lo que quieren escuchar. Los atrae, los seduce, les hace creer que los quiere, y una vez hecho esto, los absorbe y se aprovecha de ellos todo lo que puede. Hace que le compren de todo ; cosas carísimas que por supuesto no podría tenerlas de otra manera que no fuera a través de ellos o robándolas. Una vez conseguido su objetivo, los va expulsando de una manera dolorosa, provocando peleas, mintiendo, engañando, incluso haciéndolos sentir culpables. Nunca se iba con las manos vacías.

Otro tema son las mujeres. A ellas las embaucaba con la pena de la soledad, que ha tenido una infancia muy dolorosa, que fue maltratada, abusada. Así es como la conocí. Poco  a poco fue entrando en mi mente y en mi vida. Iban pasando los días, y sin darme cuenta ya formaba parte de mi círculo más cercano, sin quererlo, pero así pasó. Yo veía cómo trataba a los demás y  lo mal que hablaba de todo el mundo, pero siempre pensé que yo estaba libre, que a mí no me iba a tocar jamás.

Incluso llegué a presenciar el nefasto día en el cual  pegó a su abuela, a la que supuestamente se encargaba de cuidar. Para eso le pagaban. Nunca vía tanto terror en la cara de una persona!!!!! Su propia sangre; que la había cuidado de pequeña, la había alimentado, dado calor, buenos consejos. En ese mismo momento supe que estaba viendo a Mariana, esa bruja que habitaba dentro de ella. Su cara se transformó en un instante. Ahí estaba  EL DEMONIO ENCARNADO.

Pocas veces en mi vida he sentido tanto miedo de una persona, al ver cómo se transformaba, como iba  cambiando su cara, el veneno que escupía por su boca, maldiciendo todo lo que en ese momento se le cruzaba por esa mente perturbada y maldosa. Simplemente porque su abuela, a la que ella decía que la quería con locura, le recriminó su falta de atención, y la soledad que estaba sufriendo, ya que no la atendía adecuadamente. Mientras su abuela estaba en casa, Mariana se dedicaba al callejeo diario; su desayuno en bares, sus compras,  sus quedadas con amigas para despellejar a otras supuestas amigas.. Mientras tanto, su hijo estaba en el cole, sus padres trabajando, su abuela sola en casa, y ella envenenando a toda persona que se le cruzaba por su camino.

Llegada la hora de la salida del colegio, diligentemente iba a recogerlo, lo dejaba en casa de sus padres con los cuales convivía y su abuela. Allí lo “soltaba” como ella decía, y se iba a tomar cervezas y comer fuera. Por supuesto siempre a costa de alguien, bien fuera amigo o amiga. Daba igual, lo único que interesaba era estar fuera de aquella casa y escapar de  su asqueada vida.

De vez en cuando iba a limpiar alguna casa, para justificar un poco las ausencias ante su hijo y sus padres. Siempre  vivía por encima de sus posibilidades, pero tenía la habilidad que tiene toda persona maligna, para hacer que los demás, sin ningún escrúpulo, le comprara o pagase todo lo que necesitara o simplemente se le antojara.

¿Qué cómo lo conseguía? Introduciéndose en su psique, en su mente, con una habilidad poco habitual. Intentaba cazar a presas débiles, personas traumatizadas, bien por separaciones, malos tratos, pérdidas de seres queridos… en fin, todo aquél que estuviera sufriendo. Así entraba Mariana a jugar a lo que más le gustaba. Destrozar la vida de los demás.

Pues sí, queridos lectores. A mí también me llegó el día. Yo no iba ser diferente. Sufrí una separación muy dolorosa y traumática. Y ahí fue cuando empecé a conocerla bien. Todo al principio transcurrió de una manera bastante normal. Se forjó una cierta amistad, ya que nuestros hijos jugaban juntos al fútbol, nos veíamos con bastante frecuencia, quedábamos para tomar café.

Poco a poco la relación se iba intensificando. Compartíamos sentimientos, yo sobre todo,  ya que pensé que podía contar con total tranquilidad  todo aquello que me atormentaba o me generaba malestar.

Así pasé un par de años, totalmente abducida e hipnotizada. Hasta que llegó el fatídico día en el que volví a ver a Mariana. Fue en un viaje de placer, al terminar el curso escolar. Decidimos, más bien decidió ella dónde teníamos que ir, sitio al que por cierto yo ya había viajado con mis hijos. Pues así lo hicimos, me envolvió en su tela de araña, y accedí a viajar con ella.

Cuanto más se iba acercando la fecha del viaje, peores presentimientos iba teniendo acerca de él. Pero ya no iba a dar marcha atrás, sin un motivo aparente. El motivo estaba en mi cabeza, era mi  INTUCIÓN.

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