QUÉ PASTILLA ELEGIR – Regla Viera Padilla
Por Regla Viera Padilla
No creo que las personas se den cuenta de la relevancia de las palabras en nuestra vida.
Apenas le damos la importancia, cuando son las primeras palabras que balbucea un bebé. No sé si por la magia del momento o por esa absurda competición para ver si ha ganado papá o mamá.
Un TE QUIERO, si es para siempre, o alguna palabra que nos clasifica y nos diferencia como personas.
Muchas de esas palabras no nos gustan, por su connotación negativa, pero otras personas deciden, te etiquetan, es inevitable.
A lo largo de la vida van apareciendo palabras que se nos graban. Unas resuenan con fuerza, otras como un murmullo en el oído. Tú le das tu sitio en tu día a día, como un paseo de sucesiones que adornas con la palabra adecuada.
Y en un instante una palabra llega: CÁNCER. Dos sílabas van a resonar en tu cabeza para siempre.
C-Á-N-C-E-R comienzas a fantasear con cuánto es capaz de durar dentro de ti. Emparedada entre el miedo y la obligación de ser feliz.
Cuánto tiempo tengo. Qué momentos vas a poder disfrutar. Cuáles me voy a perder.
¿Puedes elegir?
La frase hecha: “Disfruta como si fuera el último día “convertida en realidad. Disfruta.
Y se abrió una puerta de mi memoria, un recuerdo, cuando conocí la existencia de ese mundo llamado Matrix, quedé condicionada a su historia, un lugar donde hay dos mundos, el real y aquel en el que las máquinas controlan a los humanos, los siembran para obtener energía, un mundo virtual donde las mentes de las personas son esclavizadas y creen estar viviendo en la normalidad. Me conecté enseguida para llevar mejor mi situación creyendo poder elegir, yo sería de la resistencia, no me controlarían.
La vi un agosto del año 1999 cuando existían esas teorías sobre el eclipse de sol que acabaría con el mundo. Fue extraño porque hasta el cine olía a una humedad extraña y al ser muy antiguo, era el momento, el sitio perfecto con el ambiente idóneo para ver y sentir la experiencia.
Cáncer. Fue oír esa palabra y entrar a ese mundo.
¿Morfeo estás ahí?
¿Será real, será verdad, qué es sueño?
¿A qué estamos conectados?
Tu cabeza ya se va a un mundo paralelo donde el miedo es quien manda. Demasiada cruda realidad.
Cada decisión, cada situación extraña en tu cuerpo puede ser señal de que algo va mal y saltan las alarmas. Como el teléfono en Matrix que suena cuando hay peligro y quieres ser rescatado. Miras a tu alrededor buscándolo, es tu única salida.
Tus sueños se convierten en pesadillas. La gente que más quieres va falleciendo. Luego serás tú la que no está en la graduación o en la boda de tus hijos.
¿Estoy en este mundo?, ¿es esto real? Pensando también en cómo se sienten tu círculo más cercano, ahora eres como un líder que va dando pautas y ellos por contentarte que estés bien, se adaptan a tu ritmo vital, cuando desear comerte el mundo o cuando es el sofá quien te embulle. A veces quieres que reine el silencio, ojos cerrados por no ver las lágrimas que suelen brotar, aunque no quieran. Si todo va bien y consigues cargar las baterías, pues hasta el infinito vas. Esos rayos de sol que te prohíben, los buscas hasta por las rendijas. Son sinónimo de vida
Nunca pensaste en LA MUERTE, ibas por la vida con los problemas cotidianos de la familia, del trabajo. Pero el semáforo se quedó para siempre en color rojo, los demás siguen cruzando en verde o atentos al peligro con el naranja, tu color no cambia, es un estado de alerta continuo.
Los abrazos y besos se vuelven medicinas. Vitaminas súper importantes, a cada hora si es posible. La palabra COMPARTIR toma una dimensión diferente, es lo vital, el ahora, el ya más inmediato.
Pero claro está la parte que hago mía de Matrix que existe como su trama principal, la lucha por sobrevivir. La resistencia.
Medicamentos, revisiones, te dejan en pausa hasta que te dicen resultados. Entonces empiezan los plazos, al principio tengo tres meses, luego seis, luego un año.
Piensas que llega la tranquilidad, pero no. Al momento de cumplir los 10 años de enferma, resuena una nueva palabra RECAÍDA.
Y empezamos de cero otra vez. Pienso en el oráculo, le preguntaría como va hacer mi siguiente fase, cuál es mi destino. Puedo hacer algo para cambiarlo o es una profecía que se cumplirá, haga algo o no.
Estadísticas, índices, otras palabras marcadas a fuego. Donde un número, un símbolo genera un terremoto interno.
Cuántas personas de tu Matrix particular, compañeros de mareos, de agujas desaparecen de repente. Algunas las recuerdas con su sonrisa puesta, celebraron la vida hasta el final. Otras por su silencio, te daba la sensación de que no estaban ahí, completamente idos. Enchufados a la máquina que les mantenía con vida. No tan espectacular como la conexión de Neo, lo transportaba a donde quería, pero a nosotros solo nos conectaba a lo desconocido.
Nuestro cable no era una clavija enorme, un simple catéter que te conecta al corazón directamente, así el veneno elige dónde va y qué destruye antes. El cuerpo tiene su resistencia, pero no tiene la velocidad de lo tóxico.
No son tantos los aliados nuestros, no tienen tantos poderes. Ahora lucharán hasta el final con todas las fuerzas que le dé tu cuerpo.
Te inventas o buscas cosas divertidas para alimentar tu alma. Con fiestas de disfraces, bingos, para celebrar ese jueves de cada semana, que inicias nerviosa como quien va a un examen hasta que acabes el curso y te den tus notas, tus resultados.
Con las mariposas en el estómago porque la lección no te la aprendiste bien. De jueves a jueves no te da tiempo de resumir todo lo que pasa, la intensidad del dolor, el insomnio, que es lo más divertido que viviste esa semana para tener una aventura que contar y desconectar del monotema. Todo girando en torno a la palabra, algunos no pueden ni nombrarla, recuerdo que me lleva a la infancia y no podías repetir tres veces la misma palabra porque aparecía el fantasma, el mal. Hasta qué punto las palabras funcionan para entrar en diferentes mundos.
Entran las dudas, puede salir mal, si este jueves suspendes, sería el último que superarías, entonces sería una decepción o un alivio.
Si quieres seguir luchando te planteas: En el otro mundo te dan una de sus clases donde en segundos aprendes a luchar, idiomas, a pilotar helicópteros y todo sin miedos. Que fácil sería ganar la batalla en esa situación.
El día de la semana seleccionado para ponerme mi cóctel, se decidió en un sorteo especial, no sabía que estaba en ese bombo, es un sorteo que hace la vida, a veces aleatorio y otros haces con tus propias decisiones tener más oportunidades para salir elegido.
Otra diferencia, Neo es el elegido, pero para salvar a su mundo o para que nada cambie. Dueño de su destino y de todo Matrix. Pero no termina de saber que es verdad para poder elegir.
Pensando qué pastilla me tomo la azul o la roja
El mundo podría ser una gran simulación, abres tu mente borrando prejuicios, buscando respuesta.
Morfeo, qué hago.
Dependes de tu decisión, ¿quieres sufrir?
¿Me quedo en esta realidad de vida dolorosa, cruel y con un final incierto o entro en un mundo ideal de mis sueños? Soy feliz, estoy sana, tengo lo que deseo, lo que quiero tener a mi medida. A mi elección.
Buscando que renazcan las esperanzas utópicas.
Seguimos en la contradicción, tiempo, lugar y acción.
Dos dimensiones paralelas en tu mente que conducen, dependiendo del día, al mismo final.
El futuro virtual o real. Me cuestiono simplemente todo.
No siempre es todo tan complicado. En mi mundo real tengo la inmensa suerte de tener un hacedor de sueños a mi lado, por eso cuando no hay línea o nadie contesta, es mi Neo hecho a medida quien está.
Matrix es algo ficticio y lo puedes controlar con tu mente, ahí está la ventaja, un mundo simulado. La realidad es que, cuando estás muy mal y el cuerpo no parece tuyo, no te hace caso, no eres dueña de él. Cuerpo marioneta. Te invade la tristeza.
Si te movieras como Neo, saltarías entre ambos mundos.
El sentimiento, ese VACÍO, en tu pecho es brutal, como si no pudieras sentir nada, ni alegría ni tristeza por el devenir de las situaciones. Pero piensas que no quieres no sentir, y se repite el inicio de otra la batalla mental otra vez. Llega también el agotamiento.
No quieres sentir sufrimiento, pero eso es elegir también no sentir alegría. Y vuelves al mundo de Neo. En este caso sintiéndome Trinity, no por su belleza sino por su fuerza, ella puede con todo.
Vuelves a llamar a Morfeo, cada vez que sea necesario, no te lo piensas mucho, para que te transporte a mundos que visitar, gente interesante que conocer, sueños que no deseaste nunca.
Palabra que NUNCA deberían estar ahí.
RELATO DEL TALLER DE:
Taller de Escritura CreativaDeja una respuesta
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Carolina Rincón Florez
04/11/2024
Impresionante relato , que describe a la perfección ese torbellino de sentimientos después de un diagnóstico y posterior tratamiento. Haciendo incapie en el valor de cada palabra .