UN PUÑETAZO – Josefina Caramés Carracedo
Por Josefina Caramés Carracedo
Con apenas cuatro años fue llevado a un orfanato en Pontevedra. Pero él no lo sabía, estaba desorientado, aturdido, tenía frio. No entendía por qué estaba allí, otro niño se le acercó y le propinó un puñetazo en la cara.
Así empieza su nueva vida que duraría varios años.
Su casa, su familia, todo lo que conocía había quedado muy lejos. No sabía dónde. Y durante esta etapa nunca nadie fue a verlo. Su nueva infancia transcurrió en ese orfanato, regentado por unas pocas monjas que hacían todo lo posible para que los niños comieran, fueran a la escuela y aprendieran algo.
Su madre con su hermana pequeña estaba en una cárcel, sus abuelos y sus tías en otra, todos en Pontevedra, pero él no lo sabía. Pero lo que sí sabía es que su padre estaba muerto. Lo recuerda con claridad, él estaba allí cuando lo mataron, y vio su cabeza ensangrentada, sobre un regato que arrastraba la sangre hacia abajo, mezclada con el agua.
El pequeño Higinio presenció, cómo un grupo de hombres uniformados y con armas disparaban contra su padre, y vio como caía a sus pies. Apenas tenía cuatro años, y no entendía lo que estaba sucediendo. Pero sintió por primera vez incredulidad y terror: habían matado a su padre.
Durante dos generaciones, apenas se habló del tío Higinio en la familia (el padre del pequeño Higinio). Por una mezcla de miedo y vergüenza frente a los que habían ganado. La desconfianza se había instalado entre las gentes, ante castigos ejemplares como éste.
Ahora a principios del mes de julio de 2022, a ese niño del orfanato de Pontevedra llamado como su padre, pudimos abrazarlo. A él y a su familia, que es también la nuestra. El pequeño Higinio tiene ahora 90 años y ha creado una gran familia. Sus recuerdos son claros y firmes, introduce en ellos pinceladas de humor y pillería del niño travieso que fue.
Conversando con él no hay ni rastro de tristeza, su vida es plena, es el centro de su familia. Se siente orgulloso de su padre, pero manifiesta que él solo quería tener un padre como todos, ya que las consecuencias recayeron cruelmente sobre todos ellos, además de quedarse sin él.
Pudimos encontrar al primo Higinio, a través de un amigo que asistió al homenaje que se hizo a su padre en A Estrada con motivo de los 75 años de su muerte. El homenaje fue organizado por la Asociación Cultural Vagalume y por Xoán Carlos Garrido, artífice de la investigación y búsqueda de documentos de personas represaliadas por el régimen Falangista.
Garrido nos compartió los autos judiciales de la época. Y estudiando esos documentos, nos sumergimos en una época cruel de nuestro país donde la vida no tenía ningún valor.
Mi tío Higinio Carracedo Ruzo muere por los disparos de 26 falangistas y 5 guardias civiles a los que le habían otorgado el poder de matar. Ocurrió un 28 de noviembre de 1938 a las 5 de la madrugada. Higinio tenía 28 años y dos hijos.
Si el tío Higinio hubiera sobrevivido a esa época de vergüenza que fue la guerra civil, hubiera podido vivir la libertad. Libertad de un estado democrático que nos hemos dado y hubiera podido manifestar y compartir libremente todas sus opiniones.
RELATO DEL TALLER DE:
Taller de AutobiografíaDeja una respuesta
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