AMOR EN DOS TIEMPOS

Por Liliiana Brando Maderna

La verdad de esta historia de amor depende de quien la lea. Año 1970  en Buenos Aires. Ella, jovencita estudiante de magisterio, soñadora compulsiva, vive pendiente del cartero que trae la correspondencia del amor distante. Enamorada del aroma y el sonido que producen  las hojas de papel de cartas, siente   cada vez que rasga un sobre, el misterio y la emoción por descubrir las  palabras tiernas que contiene.

Ansiosa por redactar la respuesta crea cartas plagadas de anécdotas graciosas y frescas, tan inocentes como los 17 años de su autora.  Marta  comienza  su andadura literaria sin saberlo aún.

Por su parte, el joven Raúl se ha trasladado a otra provincia a especializar sus estudios en geología, en la búsqueda de los secretos de la tierra, para comprenderla mejor. Algo marca su vida en aquello de enterrar los secretos, de no hacer visible sus verdades.

Ella suspira con las expresiones llenas de amor y deseo varonil. Él marca su potestad en las lides del amor y ella asume su inocencia y confía.

Marta inicia sus prácticas docentes. Y así  descubre un mundo diferente al suyo y sin embargo tan cercano. La asistencia a un colegio para niños  muy humildes, estimula en ella sus más puros sentimientos, despierta los valores de generosidad, de justicia y su esencia más auténtica.

Una fría mañana del mes de junio, gris, desangelada, ella se encuentra en clase con los niños, ofreciendo tazas  cálidas de mate cocido con mucha leche, típico desayuno de pobres en su país. Las manos  moradas de los pequeños se aprietan alrededor de cada taza, para equilibrar la baja temperatura de esos cuerpitos mal abrigados.  La magia está ocurriendo, se entibian las almas y especialmente se templa la practicante, la fuerza del cariño, transmutando la desventaja en pura alegría.

Esa tarde, de regreso en su casa, recibe la carta de su enamorado, quien le habla de su deseo de volver a estar junto a ella, de dar y recibir uno y otra, el calor de sus cuerpos, de proyectar un futuro, una familia, hijos y mucha alegría. Fundamentalmente, su carta habla de su amor por ella y así se despierta en Marta una emoción muy dulce, la del amor correspondido. Lo quiere tanto como él a ella.

En su respuesta, ella comparte sus sentimientos, y relata especialmente la emoción que le da descubrir el poder de cambiar las vidas que ha sentido esta mañana: – Es  tan sencillo querer a estos niños y dotarlos de herramientas para que puedan superar su presente tan injusto  y avanzar en igualdad.- expresa.

Raúl como siempre comenzó hablando de su deseo por ella, de sus avances profesionales y luego dedicó un párrafo a  analizar el relato que le hiciera Marta“¡Cabecita de niña loca!… Ninguna maestra, como serás en breve,  tiene el poder de cambiar el presente y el futuro de sus alumnos. Justo o injusto es así.

Marta reflexiona sobre el comentario, sin embargo su espíritu joven y travieso, no desea escuchar “sabiduría”, se siente imbuida de entusiasmo y aún no sabe cómo, pero presiente que podría llevar a cabo su ideal. Su país está comenzando a incubar una ola de violencia intensa, pero en los albores de esta etapa, aún se puede ser tan inocente como ella.

Así avanzan los primeros años de la década de los 70, en la que ellos viven su historia de amor dentro de un marco crispado.

La joven maestra al fin cree canalizar su necesidad de entregarse a los niños más desfavorecidos a través de trabajos como voluntaria en una parroquia católica. En una de sus frecuentes cartas le cuenta a Raúl:

“Esta tarde una nenita, menudita y muy dulce se acercó a mí para decirme:- Seño, sos linda como un hada- y yo sólo pude responder:- Te quiero mucho Camila, la besé y la abracé muy fuerte…- no quería llorar frente a ella.

Un sacerdote me ofreció asistir a una reunión que ocurrirá en el barrio donde viven. Como verás estoy tocando el cielo con las manos, ya te contaré en la próxima los detalles de la reunión en su barrio.

Esta vez Raúl no puede  permanecer pasivo, en lugar de responder a Marta, se comunica con el padre de ella para ponerlo  sobre aviso de lo que cree es un peligro inminente.  Le pide la máxima reserva, rogándole que proteja a su hija, que está expuesta a un serio riesgo.

Como es habitual en él, Raúl no menciona  las razones de su conocimiento, sólo habla  del amor por ella. Al mismo tiempo decide tomar distancia.

Ignorando todo lo ocurrido entre bambalinas los días se deslizan  aparentemente serenos, sin embargo Marta está preocupada por el silencio de su novio, la falta de sus habituales cartas la inquieta. Al fin acepta que él ha decidido borrarse de su vida sin dar explicaciones. Su padre no puede dejar de pensar en el aviso de peligro y  Raúl está alarmado por sus sospechas de riesgo. Cada uno de ellos finge que no pasa nada.

Ha pasado un par de años en estas condiciones cuando el padre de Marta vuelve a tener noticias de Raúl. Esta vez lo hará a través de un mensajero que le entrega un billete de avión a nombre de su hija, con un destino europeo, y convence a este padre aterrorizado de la importancia de enviarla, de forma inmediata, lejos de sus amigos y del país. Será cuestión de vida o muerte.

Ardua tarea es convencer a Marta de la necesidad de este alejamiento, de la discreción, el misterio que debe mantener para evitar un mal mayor. Ella se revuelve en contra de esta medida, sin embargo la desaparición de un miembro muy activo de su grupo, termina por convencerla y acepta el dinero que sus padres le regalan, prepara su equipaje cargándolo de miedos y una gélida mañana parte hacia su nuevo destino.

Diez años después de aquel aciago acto de huida, Marta recibe la llamada telefónica de Raúl. Tres mil seiscientos cincuenta días  se habían sucedido sin contacto entre ellos.

Recuperada la paz del país y ya sin riesgo Raúl decide hablar con quien fue su gran amor. Ella se mantiene tensa durante la comunicación, viejos rencores parecieran regresar, tantas preguntas sin respuestas…

Él está casado, su misteriosa actividad continúa igual de enigmática, lo único que es transparente y  claro es el sentimiento de amor por ella, que por siempre sostendría, a punto de haberse arriesgado diez años ha, para salvar su vida, aún renunciando a su presencia.

Marta está casada con un profesor de literatura, que creyó en ella cuando recién llegaba al sur de Francia, sola, llena de susto y expatriada.  Ella misma escribe cuentos para niños, inspirada en su profesión y en su propia maternidad. Muchos años más volverían a pasar sin contacto entre ellos.

Seguramente debieron ocurrir otras muchas escenas de cada vida, que no compartieron. Marta fue encaneciendo, amando su nueva tierra, perdiendo la inocencia aunque no su frescura. Medio siglo de vida que ha pasado  raudo,  y de pronto la existencia aparece en un espejo desnudo y frío, recordándoles lo ya vivido. Raúl actualmente no se dedica a la geología, está retirado y disfruta de pasear con sus nietos, reunirse con los amigos. En su caso este medio siglo que acaba de pasar, lo encuentra en sus setentipocos años, se siente bien, su vida tan inescrutable, lo convirtió en un solitario empedernido, divorciado y vuelto a separar de tantas otras conquistas.

Ella sola ya, ha regresado a Buenos Aires a tomar posesión de la casa heredada de sus padres y a retomar contactos tan bien queridos. Y él, que siempre estuvo allí, como esperándola, se siente desbordado por la emoción. Comienza a soñar con horizontes posibles, siempre compartidos con su único gran amor. Así es que 2020 los vuelve a encontrar, frente a frente, con muchas ganas de compartir sus vidas.

Cuánto tiempo transitado! Y hoy la vida nos vuelve a juntar- dice Marta, con una sonrisa  y ojos tristes-Y otra vez me tiemblan las piernas y aletean las antiguas mariposas en mi estómago…Ay amor…

-Yo no puedo creer lo que nos pasa…- dice Raúl con tono esperanzado- es que siempre fuimos un hombre y una mujer que se aman-

Las historias se van desgranando, formando una red en la que se entrecruzan hechos, fechas, cambios, pensamientos y tanto más…Sentados en un banco de una plaza pública, al amparo de un árbol frondoso, se reconocen porque nunca se olvidaron.

El tiempo, que transcurre inexorable, según los griegos no pasa para nosotros sino que cada persona transita por el tiempo, que es el mismo que vio evolucionar, crecer y formarse al mundo. Como sea, han transcurrido los años para ellos, o ellos han transitado por el medio siglo de tiempo que los vio desarrollar sus vidas.

Maravillosa alteración de la historia, en el año 2020, un enamorado desde 50 años atrás vuelve a expresarle su amor a la niña de sus sueños, cuando ella queda sola. Buenos Aires es el escenario de este maravilloso reencuentro, donde la pasión y el amor compartidos por dos ancianos, será así de simple y tan profundo… Necesario o inútil exilio. Culpables o inocentes… Sólo podemos afirmar que es verdadero amor en dos tiempos y éste que comienza es el segundo tiempo de este amor…

 

RELATO DEL TALLER DE:
Taller de Escritura Creativa

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Esta entrada tiene un comentario

  1. iris

    Amor en dos tiempos, un relato hermoso, felicitaciones, me encantó.

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