EL MARAVILLOSO ARTE CULINARIO INCOMPRENDIDO DEL CERDO CÉSAR

Por Irene Camacho

En la granja de María no todo es alegría. Hay un cerdo que está triste. No hace oing oing sino snif snif.

—¿Qué te pasa, cerdo César? —le pregunta un día María—. No te veo reír con las ovejas.

César mira a María y suspira. Aunque las ovejas son sus amigas, no todo es como él querría.

—Esta mañana he preparado un estofado al horno y casi me lo tiran a los morros.

María mira el plato de comida que hay en la mesa. Huele que alimenta.

—¿Puedo probarlo?  —pregunta enseguida—.  ¡Tiene muy buena pinta!

César le acerca el plato con las patas.

—Claro, es todo tuyo. Ya iba a tirarlo…

María se lleva una cucharada a la boca.

—Si no lo veo, no lo creo. ¡Eres un excelente cocinero!

Con los gritos de María, las vacas se acercan. También los gallos y las gallinas. Y las ovejas, sus amigas.

—Mi padre Mario tiene un restaurante en el pueblo. ¡Mañana iremos a verlo! —dice María.

César y las ovejas estuvieron toda la noche despiertos. No podían dormir por los nervios.

—Ojalá les gusten tus platos a los del pueblo.

—Yo no vuelvo a comer un estofado ni en sueños.

—A mí sólo me gusta la hierba fresca.

Al llegar al restaurante, César se queda asombrado. Allí tienen la cocina que él siempre había soñado.

Pablo, el cocinero, no le pone buena cara. Nunca ha visto un cerdo que cocina.

César se lavó las patas y se puso el delantal. Estuvo cocinando todo el día sin parar.

—Es lo mejor que he probado en mi vida. Mañana vuelvo con mi sobrina.

—¿Quién ha cocinado esta delicia? Quiero conocer a ese artista.

—¡Queremos conocerlo! ¡Queremos conocerlo! ¡Queremos conocerlo! —gritaron los clientes.

Mario y María presentaron a César. Todo el restaurante quedó en silencio.

Entonces entraron sus amigas las ovejas.

—Ése es nuestro amigo, el gran César.

Fue entonces cuando apareció la prensa.

—Es el día más feliz de mi vida  —dijo César emocionado—. ¡Me siento de maravilla! Oing Oing.

Pablo, el cocinero, les sirvió hierba a las ovejas. La lavó bien y les echó unas especias.

—Es la hierba más sabrosa que hemos probado. ¡Quedas, por nosotras, contratado!

Al día siguiente, todos salieron en los periódicos. <<César el mejor chef de pueblo: qué lo sepa el mundo entero>>.

Hoy en día César en tan famoso que va al restaurante gente de todo el globo.

FIN

 

 

 

LOS CALCETINES DE COLORES QUE ESCAPARON DEL NIÑO DE PIES SUCIOS Y MALOLIENTES

 

Érase una vez una pareja de calcetines de colores. Vivían felices, abrazados en el cajón de la cómoda. Hasta que…

¿Os lo podéis imaginar? Un niño con los pies sucios y malolientes se los puso. Ellos apenas podían soportar estar separados pero encima tener que hacerlo dentro de unos zapatos llenos de barro y polvo… No se sabía ni de qué color eran.

El calcetín derecho echaba de menos al calcetín izquierdo. Y el calcetín izquierdo al derecho. El uno echaba de menos del otro su color azul, rosa, rojo, naranja, amarillo, verde, negro, blanco, morado, marrón y gris.

Aquel niño no se quitaba los calcetines ni para dormir. Ellos, tristes por no poder estar juntos, trataban de reunirse por las noches. Y tiraban y tiraban con fuerza de sus cuerpos de algodón para tocarse. El calcetín derecho quería tocar al calcetín izquierdo. Y el calcetín izquierdo al calcetín derecho.

Una semana después, los calcetines ya no aguantaban más. Los pies del niño olían tan mal que apenas podían respirar.

—Ya no recuerdo el olor a ropa limpia —le dijo el calcetín derecho al calcetín izquierdo.

—Yo ya no sé de qué color soy. ¿Gris? ¿Marrón? ¿Negro? Estoy tan sucio que no me veo —le dijo el calcetín izquierdo al calcetín derecho.

Y decidieron escaparse.

Mientras el niño con los pies sucios y malolientes dormía, ellos comenzaron a escurrirse hacia sus talones. Poquito a poco. Muy poquito a poco. Tenían miedo de que se despertara. Al final, llegaron a los dedos de los pies y… ¡saltaron! ¡Eran libres!

El calcetín izquierdo corrió a abrazar al calcetín derecho y el calcetín derecho al calcetín izquierdo.

—¡Tenemos que irnos de aquí, alejarnos del niño con los pies sucios y malolientes! —dijo el calcetín derecho.

—Pero, ¿a dónde iremos? —preguntó el calcetín izquierdo.

—Primero nos esconderemos hasta que el niño con los pies sucios y malolientes se vaya al colegio. Y, cuando ya no pueda descubrirnos, nos marcharemos. Lejos, muy lejos.

Se escondieron debajo de la cama.

—¡Mamááááááááááááá! —gritó el niño de los pies sucios y malolientes al día siguiente—. ¡No encuentro mis calcetines de colores!

—¡Veeeete a la cómodaaaa y coge otroooos! —le gritó ella—. ¡Y date priiiiisa o llegarás tarde al colegiooooooo!

Los calcetines se abrazaron fuerte debajo de la cama. El calcetín izquierdo al calcetín derecho y el calcetín derecho al calcetín izquierdo. Tenían miedo.

Cuando el niño de pies sucios y malolientes se fue, ellos salieron de debajo de la cama. Dejaron la habitación del niño de pies sucios y malolientes y avanzaron por el largo pasillo de la casa, arrastrándose.

¡Pero los descubrieron!

—¿Qué hacen estos calcetines aquí? —dijo la madre del niño de pies sucios y malolientes. Y los metió en la lavadora.

Una hora y media después, estaban colgados de dos pinzas en la terraza, disfrutando del sol.

—¡Qué bien te veo! —le dijo el calcetín izquierdo al calcetín derecho—. Vuelves a tener tus colores! Me encantan tu color azul, rosa, rojo, naranja, amarillo, verde, negro blanco, morado, marrón y gris.

—¡Y a mí los tuyos! —le dijo el calcetín derecho al izquierdo—. Y me encanta cómo hueles, a ropa limpia y a lavanda.

—Prométeme que nunca nos separaremos.

Y así lo hicieron. Cuando la madre del niño de los pies sucios y malolientes los devolvió a la cómoda, ya secos y doblados uno dentro del otro, rodaron hasta el fondo del cajón de la cómoda, donde el niño de los pies sucios y malolientes no llegaba con sus pequeñas manos. Y allí vivieron felices, solos y abrazados durante mucho tiempo.

Les salieron bolitas y se deshilacharon pero no se separaron ni un momento.

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Antonia

    Es una historia muy original y divertida. Aborda el tema de la higiene desde una óptica muy novedosa. Me ha gustado mucho.

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