GLOBITA Y SOÑANDO UN SUEÑO
Por Ana Klein
14/12/2020
GLOBITA
Globita era una niña muy dulce, la mayor de 5 hermanos. En su casa siempre había mucho barullo, con tantos hermanos raro era el momento en que no había un chillido, un llanto, una risa.
A pesar de que su casa era muy bonita, llena de juguetes y de todo lo que un niño pudiera desear, Globita sentía que le faltaba algo muy importante, el cariño de su madre.
Sus padres eran unas personas muy importantes que siempre tenían compromisos, y rara vez veía a su madre cuando se iba a dormir.
Globita no sabía cómo llamar la atención de su madre, hacía travesuras como cortarse el pelo, pintarse la cara cualquier cosa para llamar la atención, pero su madre siempre estaba ocupada.
Por otro lado a Globita lo que más le gustaba era dibujar, pintar, pero por encima de todo, hacer vestidos para sus muñecas. Le encantaba hacerles vestidos con retales que encontraba por casa, o recortaba papeles, y siempre hacía unos vestidos muy divertidos y llenos de colores, le gustaba mucho poner globos de colores, de ahí que sus hermanos le pusieran el mote de Globita.
Fueron pasando los años y Globita se convirtió en una famosa diseñadora, una diseñadora que se caracterizaba porque en todos sus diseños habían globos con colores muy alegres.
Por fin su madre fue a uno de sus desfiles y se quedó enamorada de los diseños de su hija, y la felicitó e hizo una gran fiesta para que todo el mundo supiera lo importante que era su hija para ella, y le dijo:
“Globita, siempre te he querido muchísimo, quizás no he estado contigo todo lo que hubiera querido, pero te he llevado siempre en mi corazón».
Globita se abrazó a su madre y lloraron juntas, esta vez de felicidad.
SOÑANDO UN SUEÑO
Érase una vez dos hermanos gemelos, que se llamaban Alberto y Sergio Tenían diez años y un sueño en común.
A pesar de ser iguales les distinguía el color de su pelo, Alberto era castaño y Sergio muy rubio.
Vivían en un pueblecito muy pequeño de la isla de Mallorca y pertenecían a una familia muy humilde. El padre trabajaba en la construcción y la madre se ocupaba de la casa y de la familia, esporádicamente hacía trabajos de limpieza en otras casas.
Los dos gemelos siempre habían tenido un gran sueño, conseguir poder cantar y tocar el piano algún día encima de un escenario con mucho público.
Los padres querían que sus hijos tuvieran la mejor educación la que ellos no habían podido tener, y por eso lucharon por conseguir una beca en un buen colegio de Palma de Mallorca que finalmente consiguieron.
Todos los amigos de los gemelos pertenecían a familias acomodadas.
Cada vez que iban a casa de alguno de sus amigos éstos solían tener un teclado o un piano y ellos aprovechaban para practicar.
En todas las fiestas eran ellos quienes cantaban el “cumpleaños feliz” o cualquier otra canción.
Alberto era el que tocaba el teclado o el piano y Sergio el que cantaba, aunque muchas veces también cantaban los dos.
Cada día cuando llegaban a casa y después de hacer los deberes practicaban. Alberto había pintado en una cartulina las teclas de piano y seguía manuales por internet para tocar como si de un piano de verdad se tratara.
Mientras tanto, Sergio siempre escuchaba por youtube canciones de cantantes famosos a los que intentaba imitar.
La madre era testigo del juego de sus hijos y se lamentaba por no poder comprarles el teclado.
Un buen día, alguien llamó a la puerta, ding dong.. La madre fue a abrir
– Buenos días ¿qué desea?
– Buenos días señora, mi nombre es Paco González, y vengo de la cadena F de televisión.
– ¿Nos ha tocado un sorteo?
– No señora, bueno en realidad es mucho mejor que eso, nos ha llegado un video de una fiesta de cumpleaños del hijo del director de nuestra cadena en la cual sus hijos Alberto y Sergio cantaban el “cumpleaños feliz” y nos gustaría hacerles unas pruebas para participar en un concurso de talentos.
– ¡Qué buena noticia! contestó la madre, pero no sé qué opinará mi marido, estas cosas muchas veces confunden a los niños y nosotros no queremos darles falsas esperanzas ni que dejen de estudiar por ponerse a cantar.
– No señora no se preocupe, solo les pediremos que nos graben un video para presentarlo en un concurso de talentos, de momento eso será todo.
– Pues si solo es eso deje que consulte con mi marido y ya les diremos algo
– Gracias señora, esta es mi tarjeta con mi mail. Sus hijos solo me tienen que enviar ese video cantando, y lo presentaremos al jurado a ver si los eligen.
Por la noche cuando llegó a casa Jorge, el padre de los niños, Ana la madre, le explicó lo que había pasado.
Jorge y Ana, pensaron que nada malo podía pasar por enviar un video de sus hijos cantando al señor de la cadena F.
Y así lo hicieron, al día siguiente Alberto y Sergio al salir de clase fueron a casa de un amigo que tenía un teclado y grabaron una canción, Alberto tocando el teclado y Sergio cantando y se lo enviaron al Señor de la cadena F.
Alberto y Sergio estaban muy contentos y emocionados, pero los días pasaban y nada ninguna noticia.
Hasta que por fin un día, Ding dong el timbre sonó de nuevo y allí estaba el señor de la cadena F.
– Señora, le dijo el señor de la cadena F a Ana, sus hijos han sido seleccionados para participar en el concurso de talentos y el sábado por la mañana actuarán cuatro finalistas.
– Y ¿cuál es el premio? Preguntó la madre
– El premio es conseguir que realicen su sueño
Y de repente RIIIING…. Sonó el despertador de los gemelos.
Ohh! Le dijo Alberto a Sergio al despertarse, esta noche he tenido un sueño precioso y mientras se lo iba explicando Sergio con los ojos muy abiertos se dio cuenta de que era el mismo sueño que también él había tenido.
Ya sabéis que entre los gemelos hay una conexión muy importante y parece ser que los dos habían soñado lo mismo.
Esto les dio muchas fuerzas a los dos para seguir creyendo en su sueño y seguir esforzándose cada día por conseguirlo.
RELATO DEL TALLER DE:
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María Isabel López Ben
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