¿POR QUÉ TE EMPEÑAS EN SEGUIR AMÁNDOME? – Mª Josefa Cano de Haro
Por Mª Josefa Cano de Haro
-Hoy quisiera volar por el alto cielo y coger una estrella fugaz y ponerla en tu pelo,y juntos poder caminar por el firmamento,y que Sol y Luna detrás nos vayan siguiendo.
No podía creer lo que estaba escuchando, la situación era de lo más surrealista. Encerrados en aquel ascensor ¡no se le ocurre otra cosa que decir esas frases del cielo,de coger la estrella,de ponerla en mi pelo!
-Si caminábamos por el firmamento, que Sol y Luna detrás nos vayan siguiendo. Pregunto quiénes son Sol y Luna,porque lo repetía tanto,¡qué pesadez!
¡Con lo fácil que es levantarse y darle al botón de urgencias! Pues no, allí estábamos con las bolsas de la compra en el suelo.
La verdad es que no veía esa campanilla parpadear que daba miedo,¡y eso que su color amarillo le dejaba a uno ciego!
Y el ruido,¿pensaba que eran las campanas de la iglesia?.
Mis ojos se abrieron como los de Shrek,el famoso gato con botas.
¿Qué hacía ese hombre cogiendo un calabacín,llevándoselo a la boca como si fuera un micrófono?
-¡Venga, niña, canta,canta!¡Un ,dos y tres!¡Ese ritmo!,decía.
-Nunca debí enamorarme, vivir sin ti,cariño,lo que me está costando ,porque yo no me niego a olvidarte, es este corazón que no quiere hacerme caso, no. Si ya no hay vuelta atrás
,no sé ¿por qué te empeñas en seguir amándome?
En serio, me ha llamado niña y está cantando una canción de Camela.
Ya no sabía si beberme de un tirón la botella de cava que había comprado para mi cena de amigos.
– Siéntese, que en un ratito nos sacan de aquí,le dije.
-Yo no quiero que me saquen; mi hermana no me deja cantar esta canción,es mi preferida.
-Ya, ¿y la canta usted mucho? Pregunté.
-Cada vez que encuentro un micrófono como este, me contestó, mirando el calabacín.
-Vamos, haz los coros, niña- dijo levantándose de golpe.
-Nunca debí enamorarme, vivir sin ti ,cariño,lo que me está costando ,porque yo no me niego a olvidarte ,es este corazón que no quiere hacerme caso ,no.Si ya no hay vuelta atrás ,no sé ¿porqué te empeñas en seguir amándome?.
¡Dios mío,mi ansiedad estaba cargada con 15 maletas llenas de “posibles escenarios catastróficos a cual peor”!
Ya estaba hiperventilando, cuando de pronto escuché una dulce voz a través de la rendija del ascensor.
-Nicolás,no te preocupes, que el chico del ascensor te saca en un rato.
Se abrieron las puertas dando paso a una mujer menuda,pequeña y con el pelo blanco recogido en un moño.
Abrazó al tal Nicolás como si le fuera la vida en ello.
¡Hola!,dijo con una voz tranquila, soy Lola, la hermana de Nicolás.
Te agradezco mucho que lo hayas cuidado en el ascensor donde se quedó encerrado.
¿Te ha dado mucho la lata? A veces es intenso, pero es tranquilo y muy bueno.
-Si, ya me he dado cuenta de qué intenso es,le respondí yo.
-Qué tal si tomamos un café en casa y charlamos un rato?,me dijo.La seguí hasta su casa,me senté en un amplio sofá de la sala de estar.
Acompañó a Nicolás a su cuarto,regresando con una bandeja con dos tazas de café.
-Me llamo Carmen,soy tu vecina del tercero, le dije;quiero decirte que no sé cómo tienes tanta paciencia ,porque intenso es un rato,tu hermano.
Fui explicándole nuestro encierro.Primero su poema de la estrella fugaz,que si la ponía en mi pelo,esas personas que se llaman Sol y Luna que yo ni sabía quiénes eran ,pero él daba por hecho que yo las conocía.
A continuación, le conté la actuación repetitiva con aquella canción de Camela. Lola me miró, sonrió y dijo: -¡Ay Nicolás,Nicolás!
-Carmen, te contaré lo de la estrella, lo de Sol y Luna y también lo de su canción de Camela.Su memoria es una voz infinita,a veces se hace visible y grita,pero a veces se encierra en su silencio,me dijo.
-Ese silencio le sirvió a mi hermano para dejar escrito algunos recuerdos,era profesor de literatura.
A continuación, abrió un pequeño cuaderno rojo y comenzó a leer:
Parecía más grande,desde lejos.Nuestro coche avanzaba por el sendero repleto de flores rojas,amarillas y blancas.Su estructura era pequeña,como si fuera de muñecas.Tan blanca,reluciente como el algodón.Recuerdo aquellos veranos sentado en aquella terraza,la brisa me daba en la cara.
Oía desde mi habitación el sonido de las copas de vino dándonos la bienvenida. Nuestro brindis todos juntos.Llegar a mi habitación y ver la mullida colcha que tapaba mi cuerpo tras la ducha,era toda una experiencia.
Ver a mi padre cada domingo preparar esta sabrosa paella con tan pocos ingredientes era admirable.
Qué decir,de ese olor a té de jengibre cada tarde,con nuestras charlas.Esa casa ,sus recuerdos ,sus vivencias.Era toda una aventura.La casa de mis padres, era cada fin de semana lo más importante.Ver corretear a mis sobrinas Sol y Luna,como lo habíamos hecho nosotros anteriormente.Cerrar los ojos ,sentir la mano de mi madre sobre mí mejilla. No tenía precio.
Ni precio tenía tampoco oír a Lola cantando esa horrible canción de Camela, subida en aquellos tacones,gritando a todo pulmón,¡Nicolás, los coros,los coros!
Esa casa era como si se hubiera desarrollado una película de bodas,bautizos y entierros. Nuestra casa,nuestro refugio.
-¿Carmen entiendes ahora el comportamiento de Nicolás?, preguntó Lola.
A veces la gente está enfrascada en su vida,corre de aquí para allá,no ve lo que tiene a su alrededor.Solo ven al loco del quinto.
Yo me digo,¿y si le pasa a uno de su familia,qué harían?
Porque una persona con demencia vive en un presente donde las cosas desaparecen,las explicaciones se olvidan y las conversaciones carecen de sentido,donde el amor es la única alternativa.
-¡Holaaaa!,entró Nicolás con el calabacín en la mano,¡vamos, chicas a los coros!
-Nunca debí enamorarme,vivir sin ti ,cariño, lo que me está costando, porque yo no me niego a olvidarte, es este corazón que no quiere hacerme caso ,no.Si ya no hay vuelta atrás, no sé ¿ por qué te empeñas en seguir amándome?
Lola y yo bailábamos haciéndole los coros,mientras Nicolás reía a carcajadas.
-Carmen, ¿te quedarías con Nicolás un rato?, me dijo Lola.
Necesito calabacines, los ha estropeado todos con la actuación,y tengo que ir a comprar a la tienda para hacer la crema de verduras.
No sería esa la única tarde que me quedaría con Nicolás.También habría más actuaciones,risas y meriendas.
Así comenzó una relación con Lola, más allá de ser vecinos.Compartimos la vida. Cuido de Nicolás,así ella tiene tiempo para tomar un café con sus amigas ; me lo compensa dándome algunos tuppers de comida ,pues no me gusta mucho cocinar.
Aprendí mucho de mi encierro en aquel ascensor,y también de mis tardes de café con ellos. Las charlas son muy interesantes para una profesora de literatura como yo.
Mi banda sonora ahora es la canción de Camela.La tarareo casi sin darme cuenta Cuando me encuentro en la soledad de mi piso, me viene a la cabeza una frase del gran
Gabriel García Márquez:”La vida no es la que uno vivió,sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
Ahora si conozco a Sol y a Luna.Conozco esa casa,la de sus recuerdos.Son parte de mi vida y también de mis recuerdos.Los presentes ,pasados y futuros.
La recuerdo llenas de calabacines que son micrófonos,charlas de literatura y muchas risas. Ya no soy la niña del tercero,soy la de los coros.
Lola es mi amiga y mi pareja de actuación.
Veo la vida desde los ojos de Nicolás, y es más alegre,divertida y despreocupada, de lo que era antes.
Una vida distinta, gracias a Nicolás y, por supuesto, a Camela.
Y como dice su canción, si ya no hay vuelta atrás, no sé ¿por qué te empeñas en seguir amándome?
RELATO DEL TALLER DE:
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María Isabel López Ben
07/10/2024