ESCRITO FINAL

Estuve a punto de morir debido a la meningitis. Tenía tres años, pero lo recuerdo nítidamente. Estaba acostada a los pies de la cama para que Rosario, una chica que vivía con nosotros para ayudar a mi madre, pudiera verme mientras limpiaba el pasillo.

—Quiero agua —dije con un hilo de voz.

Rosario empezó a gritar llamando a mi madre

• ¡La niña ha hablado!

Se armó un gran revuelo pues desde la meningitis, había perdido el habla.

Y ahí empezó mi lucha, debido a la alegría que tenían todos porque hablaba, nadie me daba agua.

Algo tan simple como beber, esa fue mi primera batalla por tantas y tantas cosas simples que querría y que no podría hacer.