EXPLORANDO – Juan Francisco González López

 Introducción

Este verano saqué al sol palabras húmedas, ateridas, que habían estado invernando en el cajón de mis vivencias. Agradezco al curso en línea de quieroescribir.com y a Gonzalo Escarpa, el profesor, que me ayudaron a asolear versos.

Aquí se presentan muestras de esta exploración empezando por los poemas más experimentales para terminar en los más largos y complejos.

La brújula de mis exploraciones poéticas siempre será el lector que espero me acompañe para no estar perdido.

Juan Francisco González López

Mis

  pasos

          verdes

caen

            por la

escalera

                          roja

tus risas

bajan

veloces

por el

ascensor

                  mi esperanza helada observa tumbada en el piso

Este poema no existe

este renglón está muerto

tú no

Vives al leerme

y verme aquí

Mis pasos se acaban

al final del verso

Palabras pesadas

llueven sin orden en la página

sin brújula ni sextante

se acomodan al azar en un poema

Cerca del ataúd

la lápida del poema

lanza su último tweet

criptograma de tu sonrisa

Fui

caja fuerte de imágenes

llave que tu mirada

desnuda

en el abismo de la esperanza

tuya y mía

Tu parto sin luz se quedó sin colores

con manos tímidas esculpes tu destino

Ciego amigo

explícale a mi sordera el llanto del parto

la nota furiosa de las olas y la tristeza del jazz

Invidente compañero

enséñame a ver pentagramas sonando

No puedes …

La comunicación no existe

¿Lo has entendido?

Roto el mundo

y quebrada la razón

huyo al espacio de la avestruz

Solo en mis sueños

porque duermo en el cojín del miedo

y respiro el vapor del odio

Camino cansado por la esperanza

y no veo el cielo

negro es el horizonte

y llueve fuego

acompáñame que muero

soy un diploma triste

no reino en mis vertedores

mis palas se cansaron

ya no brincan alegres

ni en tu miramiento legal

ni en el saxofón de este hojaldre

triste diploma

en esta poesía sin sentido

reflejo de un municipio

sin poínos ni póker

diploma atrapado en esta poesía

tras los rejiñoles de esta pagua

solo tu miramiento abre mi carcinoma

El asfalto se levanta

encabronado

el sol lo aprieta

el hielo lo cobija

la mierda lo maquilla

asfalto de paciencia interminable

suda sangre atropellada

bebe dunas polvorosas

pisado por ruedas borrachas

neumáticos comerciantes

y zapatos obesos

El asfalto humilde

tirado eternamente

se rebela y se levanta

explota

tanques han recorrido su piel

llevando lápidas en sus cañones

La Migra serpiente resbala en la ribera del eclipse

no me encuentra

mojado en la esperanza

mi espalda titulada

azotada con diplomas hambrientos

trabajo nublado por siempre

cartera escuálida

Metralletas bailan con balas marihuanas

ocultas de la tirana DEA

ejotes y guajolotes retozan al sol

bronceándose

la hierba no

La Migra en el llano de fresas

preparando mermelada de deportados y

pastel de asustados

Pinche ingles gringo que se hace atole

en la lengua reseca

La Migra en la estufa

guisado de todo restaurant mexica

asfalto de todas las calles

de sirenas y redadas

abortos de esperanzas

vuelta al trópico sofocante

Pitazo salvador deja la Migra anonadada

Y se tumba la noche

en el piso de granito del invierno

o en la lava de agosto

Los hijos soñadores gringos

injertos en un tronco retorcido

que será pino de navidad en Detroit

pero no leña de asador en Michoacán

Lógica sin brújula

ni GPS guiando fantasmas por autopistas y brechas

de una sociedad chata y obesa

idioma extraño

palabras de una vida con Migra

Se fueron sin desdoblar calcetines

en la lavadora de esperanzas

blanqueador uniformiza

vuelta tras vuelta

todos los días y todas las cumbres

No sé a dónde voy y ya olvidé

de dónde vengo o si algún día viajé

Cansado de golpear al teclado

y no lograr que llore o cante

Monotonía del noticiero nocturno y del río Bravo

que mansamente aplaca los vientos de la Migra

Migra ejército odiante del mexicano

ejército salpicado de chicanos

Y la esperanza dormida bajo el durazno

ronca

eructo de un bufido de olas felinas

Pero – y es un pero grande

La Migra no encuentra hacha que corte

mi esperanza de que un día

muera mi desesperanza.