JUSTICIA REPARATIVA VERSUS JUSTICIA PUNITIVA – Mª Victoria Tur Parra

Por Mª Victoria Tur Parra

Aquel 1 de abril, Libertad despertó en una habitación del Hospital San Rafael, de la orden de San Juan de Dios, de Granada.

La butaca y el sofa de la habitación estaban vacias, estaba sola. Sintió angustia vital, y dos lágrimas se deslizaron lentamente por sus mejillas. Aunque apenas tenía fuerza dijo: -¡Por favor, que alguien me ayude!

Un enfermero joven entró y con voz serena le dijo que estaba en observación en la U. C. I.

-Mi nombre es Salvador, me alegro mucho de que hayas recuperado la conciencia, voy a buscar al equipo médico, ellos te explicarán el motivo por el que estás ingresada.

Ella le agradeció con una sonrisa su amabilidad.

Se quedó otra vez sola en la habitación y empezó a sentir ansiedad, no recordaba la razón por la que estaba allí.

No tardaron en entrar una doctora y dos doctores, parecía que habían ensayado la frase que le dijeron: -¡Bienvenida Libertad! Yo soy la doctora Ángela, yo soy el doctor Gabriel y yo el doctor Miguel, somos el equipo que ha estado siguiendo tu proceso desde que ingresaste en urgencias.

-¿Por qué estoy aquí?

El doctor Miguel le explicó: -Caíste en el suelo, recibiste un golpe en la cabeza y te quedaste inconsciente.

Libertad no entendía nada…

 

Entró una enfermera muy simpática, saludó a los doctores y le dijo:

¡Bienvenida Libertad!, abro con tu permiso el armario en el que está guardado todo lo que llevabas cuando pasó el incidente. Libertad reconoció su vestido y su pequeño bolso colgados en la percha. Le dijo: –

¿Me puedes acercar mi bolso? Lo abrió y de repente comenzaron a pasar varias imágenes por su mente…

Empezó a respirar con mucha lentitud y comenzó a llorar desconsoladamente.

El doctor Gabriel le dijo: -Tranquila, el hombre que te zarandeó con violencia y provocó tu caída está en prisión como medida cautelar.

Contenta dijo: -Aquí está la tarjeta de Bárbara, la abogada. Ahora recuerdo que fui a hablar con ella para que me ayudara legalmente. Es importante que le envie un mensaje para que se comunique conmigo nada más pueda.

El doctor Miguel le dijo: -Esta tarde vendrá una psicóloga para que te ayude a gestionar el sock emocional.

Bárbara la llamó por teléfono esa misma tarde y le preguntó: -¿Estás bien?

Ella le dijo que estaba en el hospital, le explicó lo que le habían contado, y que no recordaba nada de lo sucedido. La abogada sabía varios capítulos dolorosos de la vida de Libertad desde aquel día en que fue a su despacho.

Bárbara le dijo: -Es importante que estés tranquila. Ahora es mi responsabilidad profesional estudiar tu caso para defenderte. Ya te llamaré. Ahora déjate cuidar por el personal sanitario. ¿Has avisado a tus hijos?.

Libertad no respondió, siempre evitaba que sus hijos sufrieran.

Esa misma tarde, después de hablar con la abogada, entró la psicóloga, se presentó, y con mucho cariño le dijo: -Mi nombre es Karolynes, necesito que me cuentes lo que recuerdes.

Libertad la observó minuciosamente. Aunque era muy comunicativa, era muy reservada con su vida privada. No estaba acostumbrada a que la escucharan.

Respiró con los ojos cerrados, buscó en su interior y empezó a relatar su novela existencial: -Todo empezó por mis circunstancias…

 

Le dijo que hacía un año que se había divorciado del hombre que la maltrató psicológicamente durante casi cuarenta años, esa situación la soportó en silencio para proteger a sus hijos, por el miedo que tenía a lo que les pudiera ocurrir si a ella le sucedía algo. Él se lo dejó muy claro al principio de su relación si algún día se separaba de él: -¡No verás a tus hijos!

Para ella fue muy duro vivir con el padre de sus hijos, era consciente de que cada día que pasaba ella perdía más su auténtica esencia. Ella era un ser vulnerable cuando él la conoció, sabía que ella había sido víctima de abandono psicológico y maltrato por su familia de origen. Libertad fue a varias instituciones públicas para que le informaran de recursos para situaciones de violencia doméstica, nunca decía que era para ella. Tenía claro que sus hijos sufrirían si decidía terminar con esa relación. Ella siempre pensó que el primer aborto espontáneo de su primer embarazo fue una señal del futuro que le esperaba con aquel hombre.

Se había convencido a sí misma de que tenía que estar con aquel hombre hasta el final de su vida, pensó que la única opción era mantener una falsa familia unida aunque vivía un infierno. Su familia de origen era disfuncional, por lo que no tenía el apoyo emocional necesario para estas situaciones; la familia política también excluía a sus hijos y a ella. Era evidente que carecía de ayuda familiar. Nunca comprendió que el clan familiar negara a sus hijos el amor incondicional. Sentía gran dolor como madre por estar desamparada y por la falta de amor.

Ella como madre con su gran amor hizo lo posible para que no sintieran aquellas carencias afectivas. El padre de sus hijos cada vez la insultaba y la maltrataba más. A pesar del ambiente familiar, sus hijos fueron muy buenos y excelentes estudiantes, se graduaron en la universidad en carreras científicas, ella siempre les decía que la cultura y la educación ayudan a superar las desigualdades.

Libertad se agotó psicológicamente y un día se quedó hundida en la cama sin poder levantarse, enfermó con depresión muy profunda, con pensamientos suicidas. Él se aprovechó del momento de su máxima vulnerabilidad, cuando su alma había enfermado por no poder soportar más la situación. Él un 24 de marzo le dijo: -¡Voy a separarme de ti! He hablado con mi amigo abogado y con tus hijos, no quiero continuar contigo.

Ella le respondió -¡Todos lo saben antes que yo!

-Karolynes no sé como pude responder con tanta entereza para decirle:

¡Separarnos!

Él se quedó mirándola, pensó que la volvería a atrapar en su bucle de manipulación.

Ella le respondió con una seguridad inimaginable -¡Separarnos no, mi decisión es el divorcio!

Él, al oír esa frase, salió de la habitación del estudio con mucha ira, le gritó, caminó muy aprisa por el pasillo hasta llegar a la puerta de entrada de la casa, la abrió y la cerró de un portazo que hizo retumbar las paredes. Libertad se quedó como si estuviera viendo una película, respiró y sintió una gran liberación.

A pesar de que él la dejó sin dinero en el banco, Libertad decidió no denunciarlo para que sus hijos no fueran al juicio y descubrieran quién era realmente su padre. Lo que más le afectó fue que manipuló mintiendo a su hija pequeña, y la implicó en su juego.

Afortunadamente se recuperó de la depresión y salió de aquella prisión emocional.

La psicóloga le dijo: -Continuaremos el próximo lunes, has sido una víctima muy valiente a pesar de la indefensión en la que has estado viviendo. Te acompañaré en el proceso, recuperarás la memoria. Los doctores me han dicho que es un milagro que hayas despertado del coma. Ahora descansa.

Cuando se quedó sola en la habitación, reflexionó y pensó que haber contado ese doloroso episodio de su vida fue como un bálsamo para su corazón y su alma. Agradeció la escucha activa de la psicóloga.

La mañana siguiente despertó sintiendo mucha paz en su interior.

Las auxiliares entraban para cuidarla con mucho cariño. Cuando Salvador volvió a entrar en la habitación, ella le sonrió y le habló como si le conociera de hacía tiempo.

La psicóloga volvió el lunes siguiente como le dijo y le preguntó: -¿Qué tal te sientes?

Ella le respondió que había tenido pesadillas…

-Libertad, ¿Qué te parece si continuamos con tu historia?

Le dijo: -Karolynes, este fin de semana he empezado a recordar más cosas, el hombre que me golpeó se aprovechó de mis circunstancias. Mi coche se averió, no le puse aceite y el motor lo quemé. No hay transporte público para ir al trabajo y necesito ir con coche. Ese hombre tiene una cochera al lado de mi casa, es mecánico y arregla coches sin licencia de apertura. Confié en él… Yo estaba viviendo un momento muy difícil, no tenía dinero para comprar un coche nuevo, me aconsejó comprar un coche de segunda mano, ya que reparar mi coche costaría mucho dinero.

Ella era una presa fácil para ese depredador despiadado por estar viviendo sola el divorcio, sin familia y sin amistades. El calvario empezó a partir del momento en que él le entregó el coche de segunda mano: las reparaciones fueron constantes, hasta que un día cuando puso la llave de contacto el coche no respondió. Él vendió su coche a un vendedor de coches sin decirle nada y no le pagó ni un céntimo de los 2.000 euros obtenidos. Ella si que le pagó 600 euros por el coche de segunda mano, como siempre actuó honestamente cumpliendo con lo acordado. La estafó premeditamente vendiéndole un coche con vicios ocultos. En el momento en que ella le expresó que había descubierto su engaño y que era muy injusto lo que le había hecho, él empezó a enviarle mensajes insultándola y amenazándola. No quería reconocer y rectificar el daño de manera cordial. Al sentirse atrapado su defensa era el ataque verbal y la amenaza.

-Me quedé sin dinero, sin coche, y lo más doloroso, con el sentimiento de ser su víctima. Por más que intenté que rectificara, él cada vez me insultaba y me amenazaba más. Empecé a temer por mi vida, le conté a mi único primo político lo que me ocurría, y él habló con este sujeto por teléfono, a quien también le amenazó, le provocó y le dijo que fuera al bar La Mari Morena para ajustar cuentas. Ella le dijo a su primo que no fuera.

Libertad decidió volver sola a su casa, su prima avisó a la polícia de que habían amenazado a su prima. Al pasar por delante del bar La Mari Morena se encontró en la puerta con dos guardias civiles hombres y dos polícias locales, una era mujer quien le pidió que se identificara con su DNI. Libertad se sintió como una delincuente, cuando en realidad ella era la víctima. Todos los hombres que estaban en el bar sin saber lo que había ocurrido en verdad, a quienes él había contado su versión, estaban posicionados a su favor. Lo que más le dolió es que las fuerzas de seguridad la trataron con empatía cero. De repente, él salió y sintiéndose protegido por todos pasó por delante de ella con aire de superioridad. A Libertad le habían dicho un mes antes que él era un confidente de la guarcia civil, que consumía drogas y alcohol y que había estado en prisión…

-Me sentí muy indefensa. ¡Qué gran incoherencia! En los medios de comunicación dicen: ¡No estás sola!…

Es todo lo que recuerdo…

Ahora solo le quedaba que la abogada la defendiera.

Solo deseaba vivir en paz, rodearse de seres con gran corazón y gran esencia. Tenía muy claro que no pensaba dar más oportunidades a seres que lo único que hacen es contaminar las relaciones.

Necesitaba sanar todas las cicatrices emocionales causadas por quienes no habían sabido amarla, valorarla y habían abusado de su humanidad, y de su bondad. Confiaba en que la sentencia del juez por el delito de aquel hombre fuese justa, y que la justicia fuese punitiva con aquel estafador. A partir de ahora solo seres que son vitamina y luz formarian parte de su vida.

 

Continua…

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